Así que hoy seguramente las organizaciones clasistas expresarán en sus marchas sus aspiraciones del momento, y convendría que empresarios y gobierno las escuchen.
Quizás uno de los asuntos que podrían ponerse sobre el tapete de la negociación sea la actualización del Código del Trabajo, que en el 2008 cumplirá 70 años de existencia. Es demasiado tiempo para cualquier texto legal.
Las organizaciones patronales ya han propuesto algunos cambios, en la línea sobre todo de volver más flexible la contratación de trabajadores y así facilitar la generación de nuevos empleos. Los asalariados, en cambio, defienden su estabilidad laboral y que se facilite el proceso de sindicalización, muy venido a menos en años recientes.
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Creer que una de estas dos posturas debe imponerse sobre la otra sería un grave error. El país no parece dispuesto a posiciones extremas. Un método más apropiado podría ser que ambas partes anuncien en qué están dispuestas a ceder y a cambio de qué.