Un persona murió y 43 resultaron heridas en enfrentamientos con la policía en la capital de Estonia, Tallin, en la madrugada de este viernes durante una manifestación de prorrusos que protestaban por la retirada de un monumento en memoria de los soldados soviéticos, a la cual Moscú reaccionó con virulencia.
  
La víctima fue identificada por la policía como un hombre de unos 20 años, llamado Dimitri, que al parecer murió tras ser herido con un cuchillo.
  
"No existe una razón para establecer una relación entre la muerte de  Dimitri y la acción de la Policía", declaró este viernes la fiscalía estonia.
  
El traslado anunciado de un monumento del centro de la capital a la  periferia provocó el enfado de Rusia, que lo considera un monumento en memoria de quienes vencieron el fascismo durante la guerra, mientras que muchos estonios ven en él un recuerdo doloroso de casi 50 años de ocupación soviética.
  
Este viernes, el presidente del Senado ruso, Serguei Mironov, pidió el  viernes la ruptura de las relaciones diplomáticas con Estonia.
  
"Propongo adoptar una resolución para pedir al presidente que rompa  relaciones diplomáticas con Estonia", declaró el presidente del Consejo de la Federación, la cámara alta del Parlamento. El texto fue votado por unanimidad.
  
"Las ofensas a los muertos, al monumento a los muertos de la Segunda Guerra Mundial, tienen que terminar", declaró Mironov.
  
La Cancillería rusa tachó la decisión de trasladar el monumento de  "blasfema" y dijo que se examinarán las relaciones bilaterales.
  
Estonia, ex república soviética, se independizó de Moscú en 1991 y en 2004 entró en la Unión Europea y la OTAN.
  
En el país sigue viviendo una importante minoría rusa que se instaló  durante el período comunista.
  
Aunque una parte de esta minoría ha sido naturalizada, unas 160.000 personas, es decir, el 12% de una población total de 1,4 millones, siguen sin tener la nacionalidad estonia.
  
Desde 1991, Moscú acusa a Estonia de violar los derechos de la minoría rusa.
  
Los disturbios estallaron en la madrugada de este viernes cuando unos mil manifestantes se reunieron en el centro de Tallin para protestar por el proyecto de traslado del monumento.
  
La Policía estonia utilizó cañones de agua para dispersar a la multitud y porras para impedir que los jóvenes rompieran el cordón policial que rodeaba la estatua del soldado en homenaje a las tropas del ejército rojo que expulsaron a los nazis de Estonia al final de la Segunda Guerra Mundial.
  
Los jóvenes fueron obligados por la policía a abandonar la zona del  monumento y seguidamente asaltaron varios comercios del centro de la capital. Más de 300 personas fueron detenidas durante las seis horas que duraron los enfrentamientos.
  
El gobierno mantuvo una reunión de crisis el viernes por la mañana y ordenó transferir el monumento a un lugar secreto diferente del previsto.
  
Los trabajos de excavación para determinar si hay soldados de la Segunda Guerra Mundial enterrados bajo el lugar donde estaba la estatua se aplazaron a una fecha no fijada, indicó el gobierno.