La despenalización del aborto aprobada esta  semana y que hoy entra en vigor en la Ciudad de México provoca la división de la sociedad entre la  izquierda, que busca extender la reforma a todo el país, y la virulenta oposición de la Iglesia Católica y de grupos conservadores.

En las semanas que ha durado el debate sobre el tema se han oído fuertes  insultos como “asesinos” y “hitlerianos” contra los defensores de la medida, se  han denunciado amenazas incluso de muerte y alertas de atentados y se han  difundido anuncios televisivos que han provocado la reacción de la justicia.

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Según el antropólogo Elio Masferrer, la polémica  debilita la posición de la Iglesia, culto mayoritario en México, que se  lanzó a una intensa campaña en rechazo a la medida con manifestaciones que no  han logrado convocar grandes multitudes.

La Iglesia parece haber sufrido una importante derrota con la  despenalización del aborto durante las 12 primeras semanas de embarazo.

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La Asamblea Legislativa del Distrito Federal, dominada por partidos de izquierda, aprobó esta despenalización con 46 votos a favor, 19 en contra y una abstención. La práctica del aborto en México estaba considerada ilegal y solo se permitía bajo determinados supuestos, como la violación y cuando está en riesgo la vida de la madre.