La vida en la universidad de Virginia Tech era cada vez más insoportable para Cho Seung-Hui, el surcoreano de 23 años que el pasado lunes segó la vida de 32 personas y la suya en dos balaceras en el campus de este centro educativo.
Entre esos dos tiroteos, Seung-Hui envió por correo un paquete a la cadena NBC con un video con imágenes de él con armas diciendo que iba a vengarse de los ricos.
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Antes, en marzo pasado había comprado un arma Glock de 9 milímetros, que utilizó en el tiroteo, con la visible intención de matar y matarse.
Un mensaje que dejó en su dormitorio antes de perpetrar la masacre que causó 33 muertos es elocuente: “Me obligaron a hacerlo”, expresa y también se refiere a los “chicos ricos”, la “degeneración” y los “charlatanes” de la universidad.
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Un tribunal estatal declaró en el 2005 a Cho como un “enfermo mental” y un “peligro inminente para otros”. Él fue trasladado a un hospital psiquiátrico por un lapso no divulgado.
Callado y solitario, Seung-Hui no respondía cuando se lo saludaba. Dentro de sí llevaba una carga que pocos conocían. Calificado por maestros y compañeros como algo “perturbado” por sus escritos y su conducta errática por lo que acudía a consejería psicológica.
Psicólogos como Lawrence Simon, experto en criminales en serie, dijo que esto fue “una misión suicida, un boleto solo de ida”. Simon dijo a EL UNIVERSO que “cada persona sufre de síntomas de depresión en forma diferente, y si esto tiene que ver con una ira frente al mundo, se torna en venganza. No se sabe lo que pasó, pero él creía que eso no cambiaría”.
Seung-Hui tomaba antidepresivos y, según expertos, entró en un estado sicótico de manía. Andrés J. Pumariega, director del Departamento de Psiquiatría del hospital Reading, en Pensilvania y experto en tratar jóvenes con problemas, cree que el hecho que se le hayan recetado medicamentos no indica si los tomaba correctamente y si se trata una persona con síntomas de depresión, hay que estar pendiente porque puede surgir un problema de manía o trastorno bipolar” y se puede crear un estado maniaco.
La primera queja contra Cho fue en noviembre del 2005 cuando una joven dijo a la policía que él la molestaba y le hacía llamadas “irritantes”. Al mes otra estudiante informó a la policía que Cho le mandaba mensajes, aunque no hubo amenazas. Además, un “conocido” de Seung-Hui reveló que que el alumno tenía “tendencias suicidas”. Después de ese incidente, la Policía no tuvo más contactos con Cho.
TESTIMONIO: Estudiante ecuatoriano
Franklin Balseca
EDAD 21 años.
PROFESIÓN Estudiante de ingeniería eléctrica en la universidad de Virginia Tech desde hace un año.
Estuvo cerca del tiroteo
“Fue un caos, los teléfonos colapsaron, había pánico con el sonido de sirenas y lo peor que nadie sabía lo que pasaba afuera.
Era desesperante. Estábamos a unos tres minutos del lugar donde ocurrió el tiroteo. Había terminado mi primera hora de clase y me encontré con un amigo mexicano, él me contó que al venir a mi edificio vio que sacaban a un estudiante en una camilla, pero no se imaginó que se trataba de las primeras víctimas. Cuando íbamos a la segunda clase, un señor gritó que todos regresen a las aulas y no se acerquen a las ventanas.
En el aula solo circulaban rumores, conocimos lo que ocurría a través de internet y la televisión. Estuvimos encerrados desde las 09:15 hasta las 12:00 cuando nos dejaron salir y regresar al área donde vivimos unos nueve mil alumnos, entre ellos el alumno autor de los disparos”.