Bien, porque a través de este concurso se conciencia al profesional en general al tratamiento de la ortografía como consecuencia del proceso lector. Quien se engancha con la lectura, aprende ortografía también.
Bien, porque los alumnos y alumnas se predisponen, por la motivación de todos sus maestros, a estar atentos a escribir con menos errores ortográficos, a la consulta e investigación en el amigo diccionario, etcétera.

He formado parte, en algunas ocasiones, del equipo provincial del desarrollo de este evento,  y, a veces, como jurado.

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No he estado de acuerdo con la presión y tensión que ejerce el sorteo de palabras con dificultades ortográficas, en presencia de un público. He visto de cerca el nerviosismo en los finalistas que deben acatar esta metodología. Pero esta disposición ya viene establecida desde Quito, del Ministerio de Educación.

El sorteo de las palabras para cada pareja de finalistas puede caer en la suerte. El vocabulario también se lo clasifica por las especializaciones.

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Con el mayor respeto, hay que cambiar esta metodología. Sin ser especializado en esta asignatura, creo que escribir correctamente involucra: pleno dominio de la acentuación de las palabras, uso adecuado de reglas ortográficas y las excepciones respectivas, que son variadas; y, la escritura de palabras con dificultades ortográficas.
Con una prueba escrita que abarque estos temas y otros que crea conveniente el jurado, es más que suficiente para determinar un ganador/a.

La ortografía es la belleza del idioma nuestro y debemos aumentar  el número de niños y adolescentes que le tomen afecto al proceso de aprendizaje y autoaprendizaje  de  la bella ortografía.

Rodolfo Pinzón Bravo
Guayaquil