Pero Phelps estuvo tan cerca de hacerlo en Atenas 2004, que su nombre quedó ligado irremediablemente al del legendario Spitz.
Entrevistado durante el actual Mundial de Natación, Spitz dijo ayer que en las búsquedas que hace de su nombre en Google, en muchas ocasiones aparece junto al de Phelps.
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“El otro día bromeé con que el segundo nombre de Phelps era Mark Spitz”, comentó Spitz, quien suele mantener un perfil bajo ante los medios.
El récord de Spitz ha sido una muralla infranqueable para decenas de nadadores y su leyenda se ha ido agrandando con el paso del tiempo.
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En Atenas, a sus 18 años, Phelps ganó seis oros y ocho medallas en total. El próximo año, con 23 años, se presentará en Beijing con el claro objetivo de batir el récord de Spitz.
“Si está tratando de lograrlo, pensando en batir mi récord, me honra”, dijo Spitz.
Spitz comentó la gran diferencia que existe entre la natación del pasado y la de ahora.
“No sé si ahora podría hacerlo tan bien como en mi época. Parece que aquí hay muchos requisitos”, dijo tras señalar que el nivel profesional del presente no tiene comparación con el del setenta.
Spitz tenía 22 años cuando le dio un vuelco a la natación en Munich. En ese entonces, dijo, no tenía permitido recibir honorarios por sus actuaciones.
Con Phelps la cosa es diferente. Es un trabajo bien remunerado. Uno de sus patrocinadores, Speedo, le pagará un millón de dólares si logra igualar la hazaña de Spitz.