Será el Presidente número 81 que tendrá Ecuador desde que se inauguró el periodo republicano en 1830. Correa es el octavo mandatario en los últimos diez años.
Guayaquileño, de 43 años, Rafael Correa Delgado asume hoy la presidencia del Ecuador, para el período 2007-2011, con la promesa de realizar cambios profundos que incluyen la convocatoria a una Asamblea Nacional para reformar la Constitución de la República.
Pero quien fuera también ministro de Economía en el gobierno saliente, fue posesionado simbólicamente ayer en una ceremonia indígena que se realizó en Zumbahua, localidad de la provincia de Cotopaxi, donde lo acompañaron los mandatarios de Venezuela, Hugo Chávez, y Bolivia, Evo Morales.
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Ahí, un grupo de chamanes ecuatorianos invocaron a los dioses de los Andes para “limpiar” de malas energías y bendecir al presidente electo.
Después Correa resaltó que “América ha despertado”, y saludó a los gobiernos de Chávez y Morales; y, también a Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasil; a Néstor Kirchner, en Argentina; a Tabaré Vázquez, en Uruguay; a Michelle Bachelet, en Chile; y a Daniel Ortega, en Nicaragua. Además, elogió al cubano Fidel Castro.
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Correa es desde hoy el octavo presidente en diez años, uno de los períodos más inestables de la democracia ecuatoriana.
Rafael Correa Delgado, guayaquileño, casado con la belga Anne Malherbe y padre de tres hijos, es posesionado hoy en el Congreso Nacional como el nuevo mandatario, el octavo que tiene el país en los últimos diez años.
Uno de sus mayores retos comienza ahora: terminar el periodo de cuatro años (2007-2011) para el que fue elegido en las urnas con el 56,58% de los votos frente a Álvaro Noboa, el 26 de noviembre pasado.
A más de ese desafío, al nuevo Mandatario, que en campaña fue un crítico de la administración del presidente estadounidense, George Bush, y pregonó su amistad con el venezolano Hugo Chávez, también le espera enfrentar otro duro escenario para llevar adelante su mayor proyecto político: la Asamblea Constituyente.
Esta propuesta, con la que se busca transformar la estructura jurídica y el sistema de representatividad ciudadana en el país, fue el centro de su campaña. Pero también, a criterio de analistas, apunta a convertirse en el “centro de disputas” y la “prueba de fuego” que deberá pasar Correa al tratar de concretar una Asamblea Constituyente que no lograron los últimos tres gobiernos (Gustavo Noboa, Lucio Gutiérrez y Alfredo Palacio).
Dentro de este largo periplo que le espera a Correa, su gobierno se inicia con un punto a favor al haber logrado en la víspera de su posesión una mayoría que respalda la Constituyente, un objetivo que hasta la semana pasada le era adverso con la denominada mayoría ‘anticonstituyente’.
Pero hay quienes advierten la necesidad de que el régimen entrante no solo mire en la Constituyente el eje fundamental de la transformación.
Para el analista Alfonso Oramas, la transformación viene desde un gran liderazgo político. “No creo que el cambio se va a dar solo a partir de la Asamblea. Creo que el cambio también se da a partir de la capacidad que puede tener el gobernante para que a base de liderazgo y creatividad pueda impulsar el país”.
Correa recibe un país dolarizado, donde aún el desempleo, las altas tasas de interés, el índice inflacionario se mantienen en niveles no satisfactorios para una economía óptima. Y allí se desprende otro reto para el gobierno: el de “saber tener un equilibrio” para no descuidar este aspecto, por estar abocados en el tema de la Asamblea.
A criterio de José Valencia, catedrático de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), uno de los principales retos para el nuevo régimen seguirá siendo el aspecto económico.
Sostiene que si bien Correa llega a un escenario que está marcado de una bonanza debido a los altos precios del petróleo, también está caracterizado por problemas estructurales de la economía ecuatoriana que se deberán resolver.
Otro panorama que Correa deberá encarar es el de la gobernabilidad. Un ex aspirante presidencial afirma que la gobernabilidad no está en función de instituciones sino de la honestidad del Presidente, de sus colaboradores, su familia y de sus amigos.
Solanda Goyes, de la fundación Equidad y Desarrollo, cree que la gobernabilidad que logre Correa en su administración dependerá de la coherencia entre sus propuestas de campaña y las acciones de gobierno que concrete.
“En la medida que haya coherencia en ello, y que haya respeto a la ciudadanía creo que puede ganar el respaldo ciudadano que es el poder más fuerte que tiene un gobierno”, afirma Goyes.