El 30 de diciembre una furgoneta bomba explotó en uno de los aparcamientos de Barajas, provocando la muerte de dos ecuatorianos, las primeras víctimas mortales del grupo desde mayo del 2003.

En el comunicado remitido a Gara, que fue redactado en lengua vasca o euskera, el grupo dice que no pretendía "causar víctimas" y critica que la policía no desalojara el aparcamiento pese a las tres llamadas de aviso realizadas con una hora de antelación al estallido.

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Tras el atentado, el gobierno afirmó que el proceso para lograr la paz en el País Vasco, iniciado hace nueve meses, quedaba roto.

ETA planteó seguir manteniendo el proceso de paz y dijo que en el futuro la oportunidad para desarrollarlo "llegará a través de un acuerdo político que recoja los derechos y mínimos democráticos que se le deben a Euskal Herria (País Vasco)", según la traducción de Gara.

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El grupo llevó adelante en el pasado una campaña de cerca de cuatro décadas por la independencia del País Vasco con centenares de víctimas.

ETA culpó al gobierno y al Partido Socialista Español (PSOE)  de poner "obstáculos sin cesar al proceso democrático" abierto hace nueve meses con la tregua, en una aparente referencia a los procesos policiales y judiciales contra los miembros del grupo  que han continuado durante estos meses.

El ministro del Interior de España, Alfredo Pérez Rubalcaba, no quiso comentar la reivindicación durante una rueda de prensa en el Congreso de los Diputados, en la que analizaba los primeros encuentros de una ronda que mantiene con los portavoces de los grupos parlamentarios.

"A ETA solo le queda un camino, que es poner fin a la violencia", señaló el ministro, que dijo que una vez que haya estudiado el texto en profundidad, hará declaraciones.

En una entrevista publicada el martes en el diario The New York Times, Rubalcaba aseguró que no habrá otra "tregua creíble con ETA... La próxima vez que anuncien una tregua, todo el mundo dirá: 'Una tregua como la de Barajas'", dijo.