Centenares de somalíes comenzaron a escapar este domingo de la línea del frente en el último refugio del movimiento rebelde islámico, mientras las fuerzas etíopes que apoyan al gobierno de Somalia se preparaban con tanques y aviones de combate para un posible enfrentamiento decisivo.
Mientras tanto, el primer ministro de Somalia dijo que los sospechosos de los ataques dinamiteros de 1998 contra dos embajadas de Estados Unidos en el este de África se refugian en ese fuerte del movimiento islámico de este país.
Estamos buscando a los responsables de los ataques terroristas en Kenia y Tanzania de 1998, manifestó el primer ministro Ali Mohamed Gedi. Si los capturamos con vida, los entregaremos a Estados Unidos.
Los tres sospechosos son presuntos milicianos de Al-Qaeda y han sido acusados en Estados Unidos por los ataques a las embajadas, en los que murieron cientos de personas.
Sabemos que están en Kismayo, expresó Gedi. Los queremos capturar o matar a cualquier costo. Son la raíz del problema.
Alrededor de 2.000 personas con apenas lo que podían cargar salieron de la localidad sureña de Jilib, que es el acceso a Kismayo, el bastión costero del grupo islámico donde unos 3.000 combatientes radicales se disponían a resistir.
En los últimos 10 días, el movimiento rebelde Consejo de Cortes Islámicas fue forzado a abandonar la capital Mogadiscio y otras poblaciones estratégicas ante los ataques encabezados por Etiopía, la mayor potencia militar en la región.
El gobierno interino de Somalia y sus aliados etíopes acusan al grupo islámico de albergar a extremistas relacionados con la red terrorista Al-Qaeda.
El primer ministro Gedi exhortó el sábado a conversaciones entre las partes en conflicto, pero advirtió que el gobierno enfrentará por la fuerza cualquier resistencia de los rebeldes.
Mientras, las dos partes llevaban a cabo en la capital de Kenia, Nairobi, gestiones diplomáticas para tratar de negociar una salida pacífica al conflicto, que se intensificó hace 12 días con la intervención de las fuerzas etíopes.