“Sus niños tienen ahora dos familias. Espero que esta sea la última vez que ustedes se preocupen por la salud de sus hijos”, dijo el pasado jueves Cris Emblenton, presidenta y directora de la fundación Mending Kids de los Estados Unidos. La entidad llevó el pasado jueves a doce menores a operarse de varias dolencias a esa nación.
Emblenton tiene nueve hijos adoptivos, entre ellos una niña vietnamita no vidente. Su labor de ayuda a los niños nació a raíz de que una menor de Corea –a quien también había adoptado– murió por no tener $ 5 para unas medicinas.
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Ella ofreció a los padres de los niños que viajaron tenerlos al tanto de la salud de los pequeños y en ese momento las lágrimas de algunos adultos fueron inevitables.
Sin embargo, los niños mostraban alegría. Ninguno de ellos había viajado antes en un avión y esto los emocionaba.
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Su felicidad, traducida en risas y aplausos, se acrecentó más cuando Emblenton anunció que durante su estadía en Estados Unidos conocerán Disneylandia y muchos lugares turísticos.
Los pequeños –quienes no viajaron acompañados de ningún familiar– serán operados por un grupo de médicos de la fundación Mending Kids, que ayuda a niños con problemas cardiacos y otras patologías.
Emblenton dijo, además, que el retorno de los menores está previsto para febrero próximo. “Si después de la operación quedan delicados, llamaremos inmediatamente a los padres para que viajen y estén junto a sus hijos”, aseguró esta voluntaria que trabaja más de 30 años en la fundación estadounidense.
Una de las viajeras más risueñas es Valeria Silva Vallejo, quien sufre de insuficiencia cardiaca. Durante su estadía en Estados Unidos vivirá en un convento. Junto con ella estará Paola Mejía, quien padece de una escoliosis cervical (desviación de la columna).
Mientras Valeria se mostraba entusiasmada, sus padres, Polo e Ivonne de Silva, lloraban de alegría porque gracias a esa operación su hija no morirá. Según los análisis le quedaban dos años de vida.
Alicia Durán, madre de Daniel Cabrera, de un año, quien padece de un soplo al corazón, confía en que luego de los tratamientos su hijo mejore.
Ginger Almera Coello, de 8 años, en cambio, padece de un hemogioma (tumor sanguíneo en la cara). Su madre, Elsa Coello, dice que nació así y que ahora tiene la posibilidad de recuperarse.
Luego de la reunión que mantuvieron los menores y sus padres con Emblenton en la fundación El Cielo para los Niños, ella compró ropa, pañales, leche de tarro y coches para los más pequeños y en la noche emprendió el vuelo.
En la despedida hubo lágrimas de alegría y preocupación.
En los últimos años Emblenton dijo que han ayudado a niños de 22 países del mundo.