En los funerales de Pinochet uno de sus nietos, el capitán Augusto Pinochet Molina, protagonizó un discurso que le costó la baja del Ejército por reivindicar el golpe militar que hace 33 años lideró su abuelo.

Este hecho creó diversas posiciones dentro de las Fuerzas Armadas chilenas y molestó a la presidenta Michelle Bachelet.

Publicidad

La gobernante también forma parte de la nueva generación que surgió de protagonistas de la época que abarca el término del régimen de Allende y la dictadura pinochetista, el general de aviación Alberto Bachelet, que murió en 1974 en prisión, tras haber sido sometido a torturas (un año después, su hija –la actual mandataria– y su esposa Ángela Jeria fueron detenidas y sufrieron apremios físicos y psicológicos, tras lo cual salieron al exilio).

Otro hecho que ubicó en la palestra pública a otro descendiente de Pinochet fueron las declaraciones de la mayor de las hijas del ex dictador, Lucía, al cuestionar a la prensa internacional, la cual, dijo, ha calificado a su abuelo “en los peores términos y epítetos que alguien pueda proferir a un ser humano”. Ella está procesada por su vinculación a cuentas secretas de su padre.

Publicidad

En el otro lado de este escenario se halla Isabel, la hija de Salvador Allende, el hombre derrocado por Pinochet en el golpe de 1973, quien calificó al fallecido dictador como un gobernante nefasto y el principal responsable de la acciones más atroces que se han conocido en la historia de Chile.

Isabel Allende, prima de la famosa novelista de igual nombre y dirigente del partido Socialista de Chile, lamentó que Pinochet muriera sin que los juicios hayan llegado al final.

Su padre murió en el Palacio de La Moneda durante el golpe militar. Se presume que se suicidó antes de rendirse al ejército.

Isabel Allende dijo que la mejor herencia que se puede dejar a las futuras generaciones es un “nunca más. Nunca más un golpe de Estado, nunca más romper el orden constitucional democrático, nunca más violaciones de los derechos humanos”.