Jeane J. Kirkpatrick, la primera embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas y uno de los bastiones del conservadurismo del ex presidente Ronald Reagan, murió. Tenía 80 años.
La muerte de Kirkpatrick, quien comenzó su vida en la política como una demócrata de Hubert Humphrey, fue anunciada el viernes por un importante funcionario de la misión estadounidense en la ONU.
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En el gobierno de Reagan, de 1981 a 1989, Kirkpatrick tuvo una participación discreta en la política de retirar la ayuda estadounidense al gobierno izquierdista en Nicaragua y de apoyar a la junta militar en El Salvador.
La diplomática escribió en diversas publicaciones sobre asuntos latinoamericanos, en especial de la región de América Central.
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El vocero Richard Grenell dijo que el embajador John Bolton había pedido un minuto de silencio en honor de Kirkpatrick.
El anuncio del fallecimiento apareció también en el sitio informático del American Enterprise Institute, un grupo conservador de estudios que tiene su sede en Washington y que albergó como integrante prominente a Kirkpatrick.
La asistente de Kirkpatrick, Andrea Harrington, dijo que la ex embajadora murió mientras dormía en su casa de Bethesda, estado de Maryland, la noche del jueves. La causa del fallecimiento no fue conocida de inmediato.
La salud de Kirkpatrick se había deteriorado recientemente, indicó Harrington, y añadió que había estado prácticamente confinada en su casa. Acudía a trabajar aproximadamente una vez por semana y luego cada vez menos.
El líder de la mayoría republicana en el Senado Bill Frist dijo que Kirkpatrick -con una reputación de defensora brusca y acre de sus principios- defendió los intereses de Estados Unidos cuando estuvo en las Naciones Unidas, presentó una voz moral poderosa de la política exterior de Reagan y fue una fuente de consejo sabio para nuestra nación desde que dejó el gobierno hace dos décadas. Será muy extrañada.
Karlyn H. Bowman, compañera de Kirkpatrick en el American Enterprise Institute, dijo que fue siempre intuitiva. Siempre interesante. Muy meditabunda sobre la política interna y externa actual de Estados Unidos. Una colega maravillosa.
También expresó que Kirkpatrick, nombrada como embajadora en la ONU por Reagan en 1981, había servido con gran distinción en las Naciones Unidas. Fue una gran patriota, una adalid de la libertad y por supuesto que la extrañaremos en el AEI y en el país.
Kirkpatrick siguió participando en los asuntos públicos aunque había salido del gobierno dos décadas atrás. En el 2005 se unió a otros siete ex embajadores estadounidenses en la ONU para enviar una carta al Congreso a fin de manifestar a legisladores que su plan de retener el pago de las cuotas para forzar una reforma en el organismo mundial estaba equivocada y crearía resentimiento, generaría animosidad y fortalecería en verdad a los opositores de la reforma.