Japón estudiará los efectos de la contaminación con mercurio en unos 10.000 afectados no reconocidos oficialmente como víctimas del llamado mal de Minamata, el primer desastre por contaminación industrial del mundo ocurrido a mediados del siglo XX, informaron este jueves fuentes oficiales.
Los gobiernos de las tres regiones afectadas por la polución industrial con mercurio, Niigata, Kumamoto y Kagoshima, que iniciarán el estudio en abril, deberán recoger información sobre los problemas de visión y las dificultades para moverse de las personas afectadas por ese mal, pero no reconocidas como vÍctimas con los criterios actuales.
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Según fuentes citadas por la agencia local Kyodo, el estudio, propuesto por la coalición gubernamental del Partido Liberal Democrático y el Komeito, de orientación budista, será financiado con los presupuestos del Estado para el próximo año dedicados a tratamientos y estudios del mal de Minamata.
Unos 1.100 pacientes no certificados han pedido indemnización al gobierno central, a la región de Kumamoto y a la empresa de quÍmicos Chisso causante de la tragedia ecológica, cuyo total de víctimas ronda los 20.000 casos, según Kyodo.
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El nombre de Minamata se asoció durante décadas a los excesos de la industrialización japonesa que tuvo lugar entre 1956 y 1970, cuando se antepuso el desarrollo económico a cualquier consideración social.
A comienzos de los años 50 el grupo Chisso era junto a Mitsui, Mitsubishi y Sumitomo uno de los diez más importantes de Japón, con patentes en el sector quÍmico que sirvieron para impulsar el desarrollo de Japón.
Chisso construyó una fábrica en Minamata, a unos 925 kilómetros al suroeste de Tokio, y comenzó a producir mercurio orgánico o metílico (H3CHgCl) y cloruro de vinilo (HCClcCH2), una sustancia cancerígena empleada en la fabricación de plásticos y de polivinilo de cloruro (PVC).
En 1956 surgió la enfermedad de Minamata, un mal de causa desconocida que entonces atacó a los peces y más tarde a los seres humanos, en especial a los recién nacidos y a las familias de los pescadores residentes en las costas del mar de Shiranui.
En 1961 la universidad de Kumamoto denunció que la causa de las muertes eran los vertidos de la fábrica, pero el poder de Chisso ante las autoridades japonesas logró retrasar la clausura de las instalaciones hasta 1968.