Una serie de enfermedades crónicas, como artrosis, hipertensión y diabetes agravan el diagnóstico de infarto cardiaco y un edema pulmonar agudo con el que ingresó la madrugada de este domingo el ex dictador chileno Augusto Pinochet al Hospital Militar de Santiago.
Pese a que sufre una serie de enfermedades crónicas, el infarto al corazón es la situación de salud más grave que afecta al ex dictador desde junio de 2005, cuando también debió ser trasladado al Hospital Militar afectado esa vez por un infarto cerebral.
Juan Ignacio Vergara, uno de los médicos que lo atiende, dijo que el infarto que sufre el ex dictador se complica por la diabetes, la irrigación cerebral y su edad.
Antes, el 18 de diciembre de 2004, fue afectado por otro "accidente cerebro-vascular con pérdida de conciencia, déficit neurológico y alteración de su motricidad", y por su gravedad el sacerdote católico Iván Wells le entregó la extremaunción.
Otros tres accidentes vasculares le sobrevinieron a Pinochet los últimos cinco años obligándolo a frecuentes hospitalizaciones, junto a un par de caídas que le significaron lesiones menores, como una fractura a la muñeca y una contusión en el hombro.
Pinochet sufre además una diabetes avanzada, hipertensión, artrosis y anteriores problemas coronarios lo obligaban a usar un marcapasos. Además, una serie de exámenes médicos dispuestos por la justicia determinaron en julio de 2002 que a nivel mental padece de una "demencia de leve a moderada".
Según un informe que en diciembre de 2004 entregó el juez Juan Guzmán Tapia, que en esa época llevaba adelante el proceso por los crímenes de la "Operación Cóndor", Pinochet tenía un "estado físico bastante deteriorado", que se traducía en dificultad para caminar y sordera.
La demencia moderada que consignaron informes médicos lo libró finalmente de enfrentar a la justicia por los crímenes atribuidos a la "Operación Cóndor", que coordinó a las dictaduras del Cono Sur en la década de los 70 para el exterminio de opositores.
El mismo diagnóstico lo liberó hace cuatro años de enfrentar un primer juicio abierto en Chile por las violaciones a los derechos humanos cometidas durante su régimen, que terminó con un saldo de más de 3.000 víctimas, entre muertos y desaparecidos.
Los jueces de la Corte Suprema consideraron el 1 de julio de 2002 que "una demencia moderada" impedía a Pinochet defenderse ante los tribunales, en el proceso abierto por los 75 fusilamientos atribuidos a la "Caravana de la Muerte".