Agentes enmascarados de la Policía federal con fusiles automáticos tomaron este domingo posiciones en los techos y levantaron barricadas de alambre de púa, preparándose para una marcha de izquierdistas que las autoridades temían pudiera provocar otros hechos de violencia en esta ciudad del sur del país.
Los izquierdistas se encontraban en un complejo de la universidad pública custodiado por manifestantes que tenían garrotes y bombas de gasolina. La radio de los estudiantes reportó que un grupo de pistoleros había disparado contra algunos de los manifestantes en la mañana, lesionando a un joven de 21 años que fue trasladado a un hospital.
Los manifestantes demandan la renuncia del gobernador de Oaxaca Ulises Ruiz, a quien acusan de manipular las elecciones del 2004 para consagrarse ganador, entre otras cosas.
El conflicto de cinco meses ha afectado al gobierno del presidente Vicente Fox, alejado a los turistas de esta ciudad colonial, y dejado al menos nueve personas muertas, la mayoría por disparos efectuados por pandillas armadas.
Más de 4.000 policías federales llegaron a la ciudad hace una semana, con la meta de restaurar la paz.
Pero los manifestantes sostienen que son una fuerza invasora y planean bloquear las calles y marchar hacia sus campamentos en el centro de la ciudad para demandar su retirada.
Uno de los líderes de la protesta, Flavio Sosa -a quien la policía estatal busca por cargos de conspiración y motines- dijo que los manifestantes no buscaban enfrentamientos el domingo, pero expresó sus temores de que los agentes policiales pudieran provocarlos.
Indicó que los manifestantes tienen el derecho de defenderse.
El sábado en la noche, un comandante policial le dijo a los policías que se encontraban en la plaza central que se prepararan y se colocaran todo el tiempo sus chalecos antibalas.
Junto a los policías había vehículos blindados con cañones de agua y una máquina excavadora.
El 29 de octubre la Policía federal asaltó el centro de la ciudad, que los manifestantes habían ocupado durante cinco meses. Ellos se retiraron a una universidad pública, a donde la policía no puede ingresar sin permiso del rector, según las leyes mexicanas.
El rector de Oaxaca Francisco Martínez ha manifestado que la Policía no es acogida allí.