El choque entre dos trenes del metro de Roma, que causó la muerte de una italiana de 30 años y 110 heridos, provocó el temor de un posible atentado, descartado por las autoridades.
Las imágenes de los heridos saliendo ensangrentados de la boca de la central estación de Piazza Vittorio revivieron en el país las escenas de los atentados de radicales islámicos contra trenes y metros en Madrid y Londres.
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El accidente se produjo cuando un convoy de la línea A –una de las dos que forman el metro de la capital– embistió a otro detenido en la estación de Piazza Vittorio y con las puertas abiertas.
Según los pasajeros, después del fuerte impacto, la luz se apagó y provocó el pánico general. Los viajeros que pudieron salir lo hicieron en medio de gritos “un atentado, un atentado”, según Michele Gatti, de 23 años, uno de los ocupantes, que sufrió la rotura de una pierna.
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“Era el infierno, vi como una bola de fuego y luego escuché un grito terrible. Un señor a mi lado se cayó y la gente le pasaba por encima para poder salir del vagón”, contó a la televisión una muchacha en el hospital San Giovanni.
La única víctima del accidente es Alessandra Lissi, de 30 años, licenciada en Estadística, que se encontraba en el último vagón del tren.
Testigos y medios de prensa italianos, afirman que las grabaciones de las comunicaciones entre la sala de control y el conductor demuestran que este fue autorizado a pasar en rojo por motivos de tráfico, pero a condición de que circulara a baja velocidad, por lo que se sospecha de que se trate de un error de cálculo humano.
La empresa de transporte romana Atac dijo que es el primer accidente mortal en el metro desde que se instaló en los años cincuenta.