La hora ecuatoriana se impuso en Italia para inaugurar el histórico proceso electoral. La jornada se inició con treinta minutos de retardo en las ciudades de Milán y Génova, que concentran a la mayor cantidad de electores: 12.338 y 6.972, respectivamente.

En el caso de Génova, el atraso de las autoridades en llegar al recinto electoral obligó a formar una larga fila en la calle, que poco a poco se fue acortando mientras se instalaban las juntas receptoras del voto.

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Las protestas por el retraso de los comicios causaron malestar en los presentes, pero este disminuyó cuando a las siete y cuarto llegó el cónsul León Pablo Avilés a calmar los ánimos exaltados de los electores, en especial de las personas que desde las seis de la mañana ya estaban en la puerta de ingreso del Instituto Salesiano Don Bosco.

Muchos compatriotas habían madrugado con la intención de ganar tiempo y llegar oportunamente a sus trabajos. “Son 45 minutos a mi trabajo y debo entrar a las ocho”, se quejaba una señora que hablaba una mezcla de español e italiano.

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Otros compatriotas en la ciudad de Milán, para no faltar a sus trabajos, optaron por llevar a los ancianos a los recintos electorales: “Qué puedo hacer si no tengo con quién dejar a mi viejita”, comentaba Rebeca Álvarez, oriunda de Pasaje y quien vive doce años en Italia. “Póngase bonita nona (abuela)”, le decía, cuando observó que le captaban una fotografía. La anciana cumplía con exactitud la sugerencia de su asistente. Otros compatriotas que cuidan a personas de la tercera edad los llevaban incluso en sillas de ruedas.

Ancianos, madres con niños, embarazadas tenían preferencia para ingresar al recinto comicial por parte de un grupo privado de seguridad que controlaba el orden interno. Mientras en la parte exterior lo hacían miembros de la policía italiana.

Una fila de al menos cuatro cuadras causaba la admiración de los vecinos del lugar: “Yo no pensé que había tantos ecuatorianos”, dijo una señora italiana que paseaba por la zona contemplando el panorama. “Y se ve que están bien económicamente, porque tienen vehículos que dan envidia”, complementó su amiga.

Las italianas prosiguieron su recorrido evadiendo a numerosos vendedores ambulantes que en los alrededores del recinto ofrecían cerveza, gaseosas, cebiches y empanadas de verde.

En Milán los comicios se desarrollaron en un local apropiado para los eventos electorales. Numerosos ecuatorianos debieron esperar hasta tres horas para ingresar y poder sufragar.

En Roma y Génova los comicios se cumplieron en instituciones educativas.
Mientras avanzaba el proceso electoral las urnas se llenaban con facilidad. “Qué vergüenza, cómo se atreven a mandar esas urnas de cartón y chiquititas”, dijo una señora al contemplar que ya no cabía espacio para más papeletas.

Dos grupos participaron como observadores, ellos representaban a Participación Ciudadana y a la Organización Mundial de Migraciones (OIM).

“No creí que había tantos ecuatorianos”. “Se ve que están bien económicamente, porque tienen carros que dan envidia.”

Dos italianas
Al pasar por el recinto en Milán