Reynaldo Bignone, último dictador argentino, abonó ayer la tensión política en Argentina al negar los crímenes de lesa humanidad y afirmar que solo hubo “errores y excesos” represivos.
El militar admitió haber escrito una carta en la que instó a los jóvenes argentinos a “terminar lo que nosotros no pudimos ni supimos”, pero aseguró que se refería a “esclarecer la verdad” de lo ocurrido.
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El llamado del ex dictador ocurrió en la víspera de un acto de la agrupación Argentinos por la Memoria Completa, ex militares y familiares de militares que murieron por ataques de la guerrilla y de la derechista Asociación de Víctimas del Terrorismo Argentino (AVTA) en la Plaza San Martín, para reivindicar la acción de las Fuerzas Armadas en la represión ilegal.
Bignone está encausado en la justicia por participar de un plan terrorista de Estado en la dictadura (1976-1983) y de un plan sistemático que permitió la sustracción de bebés, hijos de prisioneros políticos.
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Una contramarcha fue convocada por agrupaciones de izquierda, uno de cuyos dirigentes, el socialista Juan Carlos Beica, denunció haber recibido una amenaza de muerte por correo electrónico.
“Ustedes van a morir en la Plaza San Martín, subversivos de mierda (...) ustedes no saben lo que somos capaces de hacer, no olvidamos nuestras mañas, de torturar, de infiltrar, de poner bombas, de fusilar al comunista”, dice la amenaza.
Ayer se cumplieron 17 días de la desaparición de Jorge Julio López, cuyo testimonio sirvió para condenar el mes pasado a cadena perpetua por genocidio al ex jefe policial Miguel Etchecolatz.