Las autoridades rusas seguían aumentando este miércoles la presión sobre las grandes compañías extranjeras implicadas en el gigantesco proyecto petrolero y gasífero Sajalin 2, evaluado  en 20.000 millones de dólares.
  
Los controles medioambientales que amenazan con interrumpir este proyecto  "se basan exclusivamente en las exigencias formuladas por la ley", aseguró el  canciller ruso Serguei Lavrov, en conferencia ante 300 inversionistas reunidos  en esta isla del extremo oriente ruso, muy rica en hidrocarburos.
  
Con ello, Lavrov justificaba la firmeza del gobierno de Moscú, pero matizó:  "la idea de que los extranjeros están siendo expulsados del mercado ruso de  energía carece de fundamento".
  
El mismo miércoles el presidente ruso Vladimir Putin pidió a su gobierno  que "tome medidas" contra las compañías que "no respetan los acuerdos de  licencias"
  
La fiscalía rusa anunció la semana pasada que anulaba "por decreto" un  "informe ecológico", un documento sobre el respeto al medio ambiente que  permitía a la Royal Dutch Shell proseguir su proyecto en Sajalin 2, de 20.000  millones de dólares.
  
Esta anulación acarrea de hecho la suspensión de los trabajos. La decisión  de Moscú generó masivas protestas en el extranjero, y especialmente en Japón.
  
La anulación de este informe es "injusta, unilateral", además de carente de  "transparencia", deploró el embajador japonés en Rusia, Yasuo Saito.
  
Sajalin 2, controlado en un 55% por la Royal Dutch Shell, y en 25% y 20%  por las sociedades comerciales japonesas Mitsui y Mitsubishi Corporation, es la  mayor inversión privada jamás realizada en el mundo en el sector energético.
  
El proyecto Sajalin 2, decidido en 2003, pretende exportar por barco, a  partir del verano boreal de 2008 y durante más de 20 años, gas natural licuado  (GNL) a las grandes compañías japonesas de electricidad y de gas.
  
Japón, segunda economía mundial que depende casi exclusivamente del  inestable Medio Oriente para abastecerse en energía, busca actualmente  diversificar sus fuentes de suministro. El proyecto Sajalin 2 se inscribe en el  marco de esta diversificación.
  
Las pérdidas, en caso de retraso, podrían sumar 10.000 millones de dólares  y causarían "daños sin precedentes a la reputación de Rusia como suministrador  fiable de energía", subrayó Ian Craig, director del consorcio Sakhalin Energy,  que supervisa el proyecto.
  
Por su parte, los ecologistas aplaudieron la decisión de las autoridades  rusas, subrayando que ya era hora de que las grandes compañías extranjeras  respeten las normas medioambientales en esta isla, con un frágil ecosistema.
  
Sin embargo, muchos analistas dudan de la sinceridad de las preocupaciones  ecológicas del gobierno ruso.
  
Sajalin posee reservas evaluadas en 45.000 millones de barriles de  petróleo, destinadas a alimentar un mercado asiático en plena expansión.
  
El gigante del gas ruso controlado por el Estado, Gazprom, firmó un acuerdo  con Royal Dutch Shell, Mitsui y Mitsubishi, para obtener una cuota del 25% en  el proyecto. Las modalidades de ese acuerdo siguen sin embargo siendo objeto de  conversaciones.
  
Moscu está además en conflicto con el consorcio Sakhalin Energy desde el  anuncio de que el coste del proyecto pasaría de 10.000 a 20.000 millones de  dólares, lo que retrasará la entrega al Estado ruso de la parte de los  beneficios que espera, una vez sean pagadas las inversiones iniciales.
  
Varios analistas creen asimismo que Rusia intenta, con este conflicto,  reforzar su control sobre Sajalin 2, y presiona a Shell para servir los  intereses de Gazprom.
  
"El objetivo, tras los argumentos ecológicos, es ayudar a Gazprom a hacer  un mejor negocio" en sus transacciones con Shell, opina Stephen O'Sullivan del  banco de inversiones Deutsche UFG, en Moscú.
  
Valeri Garipov, un ex-ministro de Energía de Rusia, actualmente empleado en  la Cámara de comercio rusa, admitió que el principal problema de Sajalin 2 es  que el proyecto "no es ruso".