John era una tormenta de categoría 2, con vientos de 160 kilómetros por hora (10 milas por hora) cuando tocó tierra cerca de los aislados barrios marginales al noreste de Los Cabos la noche del viernes, pero el Centro Nacional de Huracanes en Miami dijo que había perdido potencia y quedó en categoría uno, con vientos cercanos a los 130 kph (80 mph) para la mañana del sábado.
El huracán abatió árboles, anuncios y tendido eléctrico en La Paz, la capital del estado, con más de 150.000 habitantes.
Publicidad
Un hombre cuyo vehículo fue barridos por una inundación sorpresiva fue encontrado con vida a cinco kilómetros de distancia, sujeto a las ramas de un árbol. Se encuentra estable en un hospital local, dijo el vocero del gobierno de Los Cabos, Jorge Castaneda.
México extendió sus advertencias de huracán hacia el norte, por la costa oriental de la península hasta la comunidad de Mulejé, cubriendo Loreto, donde ha crecido la población de estadounidenses jubilados, hasta Punta Abreojos, en la costa occidental. Sin embargo, pocas personas residen en la amplia franja de territorio al norte de Cabo San Lucas y San José del Cabo.
Publicidad
El Centro Nacional de Huracanes informó que John avanza en dirección norte-noroeste a unos 15 kph (nueve mph). La tarde del sábado, el huracán se encontraba a unos 175 kilómetros (110 millas) al sureste de Loreto.
Se espera que la tormenta pierda potencia mientras avanza hacia el Golfo de California el sábado, ante de cruzar la estrecha franja terrestre para salir al mar.
El Centro de Huracanes indicó que los remanentes de John pueden llevar lluvia a partes del suroeste de Estados Unidos, pero bastante después de que deje de ser un huracán.
Miles de turistas y residentes de escasos recursos se habían refugiado en centros de turismo de Cabo San Lucas y San José del Cabo, en el extremo sur de Baja California, pero el área no fue castigada directamente por la tormenta, cuyos vientos con fuerza huracanada sólo se extendían hasta unos 35 kilómetros (25 millas) desde el ojo. Castañeda expresó que algunos caminos resultaron dañados, pero no había informes sobre daños a edificios u hoteles.
Aunque los hoteles de Los Cabos no mostraban prácticamente estragos por la tormenta, era difícil evaluar de inmediato si John afectó las áreas más pobres de la zona, donde albañiles, camareros, cocineros y mucamas viven en endebles viviendas, muchas ubicadas en los lechos de ríos secos.