Natascha Kampusch, la joven austriaca recién liberada tras ocho años de secuestro, había sido presentada a mediados de julio del año pasado por su secuestrador, Wolfgang Priklopil, a un amigo y colega suyo, Ernst Holzapfel, sin que este la reconociera.
Así lo relató ayer Holzapfel tras reconocer que se encuentra bajo shock por la historia de Natascha y el suicidio de su amigo Wolfgang.
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Cuando Priklopil, un técnico de electricidad de 44 años, fue a ver a Holzapfel, gerente de una empresa constructora, para que este le prestara un remolque para su automóvil, lo recibió acompañado de Natascha, de 18 años.
“Cuando abrí la puerta me presentó a la joven mujer como una conocida sin indicar ningún nombre”, comentó Holzapfel a la prensa.
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“Yo le di la mano. Ella respondió de forma cortés con un buenos días. Daba la impresión de estar contenta, feliz. Yo estaba sorprendido, sin saber si se trataba de una novia o solo de una conocida. Naturalmente, en ese momento no sabía que era Natascha Kampusch”, afirmó.
Explicó que en los últimos ocho años visitaba a su amigo en su casa, en la localidad de Strasshof, cercana a Viena, sin sospechar que allí mantuviera recluida a Natascha.
Holzapfel dijo también que el pasado miércoles, el día en que Natascha se liberó escapando a una casa vecina desde donde se alertó a la Policía, Priklopil le llamó pidiéndole ayuda por teléfono.
Cuenta que recogió a su amigo en su coche y el secuestrador estaba muy nervioso y le dijo que estaba huyendo de un control policial porque había bebido alcohol, y que tuvo la impresión de que logró convencerlo de entregarse a la policía.
Pero, pocas horas después, Holzapfel fue llamado por la Policía para que acudiera a identificar el cuerpo de su amigo, que se había suicidado arrojándose a las vías de un tren de cercanías.
La Policía tenía previsto continuar ayer el interrogatorio de la joven, quien ha sido contactada por las autoridades austriacas de educación para que pueda en los próximos años acceder a una formación escolar y profesional.
El lunes pasado, la joven se dirigió a la prensa mediante una carta leída por su psiquiatra, para pedir que le den tiempo hasta que ella misma pueda contar su historia.