Monseñor Juan Larrea Holguín murió ayer, a las 07h30, en su cama.
La semana inició, aparentemente, bien para el sacerdote. El lunes salió a pasear por Salcedo (Cotopaxi) y regresó el mismo día a su residencia, en el norte de Quito. “Allí se dedicó a pintar y a escribir textos religiosos y de derecho civil”, dijo uno de sus colaboradores, quien aseguró que las molestias por el cáncer que lo afectaba fueron constantes en los últimos diez años.
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El jueves, por la tarde, el prelado empezó a sentir fuertes dolores y tuvo que guardar reposo. Así se mantuvo el viernes y sábado hasta ayer en que se produjo su fallecimiento. Siempre lo acompañaban un médico y un enfermero particulares.
La mañana de ayer, pocos conocían la noticia. El presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, Néstor Herrera, escuchó rumores, pero ya avanzado el día pudo confirmar su deceso.
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Amigos y familiares –muchos vinculados al Opus Dei, una organización dentro de la iglesia– acudieron a velar el cuerpo, que durante la mañana y parte de la tarde permaneció en su dormitorio.
Homenaje en Quito
La Basílica del Voto Nacional en Quito fue el escenario donde ayer se rindió homenaje póstumo al cuerpo del ex arzobispo Juan Larrea Holguín.
El cuerpo del sacerdote, colocado en un ataúd de madera café claro, recibió muestras de cariño y admiración de decenas de feligreses, familiares y amigos.
Larrea, antes de morir, manifestó su deseo de ser velado en ese templo en donde se encuentran sepultados los restos de su padre y madre.
El velatorio se extenderá hasta las 12h00 de hoy, hora en la que se realizará una misa concelebrada por el arzobispo de Quito, Raúl Vela, y el cardenal Antonio González.
Tras esa ceremonia el cuerpo será trasladado a Guayaquil para darle cristiana sepultura. El funeral se cumplirá mañana a las 12h00 en la Catedral.
REACCIONES
‘La santidad de vida, uno de sus legados’
“Nos ha dado hasta el final su ejemplo de dedicación”, dijo el arzobispo de Guayaquil, Antonio Arregui, al referirse a monseñor Juan Larrea Holguín. Entre sus legados, refirió, está el más central que es el testimonio de su santidad de vida.
Entre las obras de monseñor Larrea en Guayaquil mencionó la consolidación del Seminario Mayor, la erección de unas 30 parroquias y la ordenación de unos 50 sacerdotes.
‘Un pilar de la Iglesia contemporánea’
“Su muerte es un gran pesar porque ha sido uno de los pilares de la Iglesia contemporánea, tanto a nivel intelectual, espiritual, teológico, jurídico...es una eminencia”, dijo Rómulo Aguilar, vicario general de la Arquidiócesis de Guayaquil. Mencionó que Juan Larrea deja un vacío que no será fácil de llenar, “más cuando ha sido tan querido y respetado... muchas veces tocaba imitarlo por su gran trayectoria”.
‘No es una pérdida, es un cambio de vida’
Para el vicario parroquial Telmo Vivar, la muerte de Mons. Juan Larrea Holguín es un cambio de vida. “De una cosa temporal pasó a algo eterno...Dios a cada uno le da la vida, y no digo que se la quita sino que le da una mejor vida, por eso decimos que descanse en paz. Él fue una persona que trabajó de forma entregada y generosa y se supone que Dios lo tendrá junto con él. Él será más feliz y podrá interceder por nosotros ante Dios”.
‘Ya comienza a trabajar en el cielo’
El padre Luis Martínez de Velasco lo calificó como otro santo ecuatoriano. “Lo importante de su vida fue su afán de santidad. Eso fue lo que al saber del Opus Dei y contactar con San Josemaría en Roma le llevó a pedirle casi de inmediato que lo aceptara como uno de sus hijos. Es el primer ecuatoriano numerario que comienza, instalado en el cielo, a trabajar de un nuevo modo para que seamos santos los ecuatorianos”.