Miles de familias de inmigrantes enfrentan el riesgo de ser deportadas de Francia al vencer ayer el plazo para tramitar su residencia.

El plazo lo contempla una campaña del primer ministro Nicolás Sarkozy.

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La inmigración ilegal es uno de los temas que más preocupa a los franceses ante las elecciones presidenciales del 2007, que Sarkozy desearía ganar.

La campaña se basa en una nueva ley de inmigración, promovida por Sarkozy, que dificulta la reunificación familiar para la mayoría de los foráneos en Francia, pero la facilita para quienes tienen mejor preparación académica y laboral.

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Sarkozy suavizó las medidas ante las protestas, tras decir que haría 25.000 deportaciones el 2006. Luego se retractó y dio a familias con escolares un plazo hasta fin del año lectivo para arreglar sus papeles.

Las protestas aumentaron cuando acabó el año escolar y Sarkozy entregó la residencia a quienes demostraran hasta el 14 de agosto que tenían fuertes vínculos con Francia.

Unos 24.000 indocumentados habían hecho el trámite hasta ayer, y unos 6.000 podrían obtener la residencia.

Para la mayoría tomará meses conocer el resultado y entre quienes ya lo supieron está un pareja que creyó haber sido convocada para recibir su residencia, pero la detuvieron y el domingo fue deportada a Ucrania con su hijo de 3 años. “Fue una trampa”, opinó la red Educación sin Fronteras, y anunció acciones legales.