Al menos cinco personas murieron y seis resultaron  heridas este viernes al explotar un coche bomba frente a una estación de  policía en un barrio populoso del oriente de la ciudad colombiana de Cali,  informó la Policía.
  
"La explosión se presentó frente a la estación de policía del (barrio el)  Vallado" indicó un funcionario del comando de la Policía de Cali, 450  km al suroeste de Bogotá.
  
La misma fuente señaló que uno de los muertos al parecer era quien conducía  el vehículo con la carga explosiva. Los otros cuatro muertos son agentes de la  policía.
  
La estación de policía, en la que habitualmente permanecen unos 40  uniformados, quedó semidestruida, así como un puesto de atención de salud  vecino y una salsamentaría (tienda de venta de carnes y embutidos), señaló un  fotógrafo de la AFP en el lugar.
  
Junto a los escombros provocados por la explosión quedaron destruidos una  camioneta de la policía, un vehículo todo terreno, una motocicleta y un  automóvil Renault en donde se supone estaba colocada la carga explosiva.
  
Testigos dijeron a las cadenas radiales que varias ambulancias fueron  enviadas al lugar para trasladar a varias personas que fueron heridas por la  explosión.
  
El secretario de Gobierno de Cali, Miguel Yusti, dijo a la radio Caracol  que las autoridades de la tercera ciudad colombiana fueran alertadas sobre la  existencia de otro coche bomba en la ciudad y que se activaron los mecanismos  de emergencia para localizarlo.
  
Desde el lunes se han presentado explosiones de coches bomba en varias  ciudades colombianas, en lo que las autoridades señalan una campaña de ataques  de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para  afectar la ceremonia en que el presidente Álvaro Uribe asumirá el lunes para un  segundo periodo.

El ejército israelí no estaba disponible de manera inmediata para realizar declaraciones sobre esas aseveraciones.
  
El viernes por primera vez, las fuerzas israelíes alcanzaron la localidad cristiana de Jounie, al norte de la capital. El bombardeo demostró que la expansión de la ofensiva amenaza ahora a las áreas cristianas, en las que Hezbolá no tiene apoyo ni presencia.