A su llegada al mitin de cierre de campaña en esta ciudad, en su plaza principal el pasado jueves, el gobernante candidato a la reelección, Álvaro Uribe, saluda a la multitud desde el otro lado de una baranda que lo separaba mientras el sonido de un helicóptero militar sobre el parque se confundía con los vivas que daba el animador de ese acto.

Él buscaba estrechar la mayor cantidad de manos que se extendían a su paso hasta el escenario de esta ciudad con calles que suben y bajan sobre sus cerros. De inmediato pasa a dar su discurso no sin antes comer una porción de panela, la primera de cinco durante su prolongada arenga de casi dos horas y cargada de frases populares de su país e instancias de su niñez.

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Dice que en la mañana  “le pedí a Dios y a la Virgen María que me permitiera tener un país mejor”. Luego destaca su gestión social para increpar a sus opositores que mencionan que este aspecto ha sido olvidado en su labor.

No hay jingles ni loas hacia él mientras su postura y gestos son casi inexpresivos.

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“Levanten las manos las madres..” pide antes de referir que a la Caja Agraria (la financiera para la agricultura) la quebraron “delincuentes perfumados de apariencia elegante de cuello blanco”.

A los veinte minutos de su discurso  se refiere a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y reseña que “los colombianos de las montañas, como él,  “cuando nacimos la partera entregó el cuerpecito al papá y a la mamá, y cuando mi papá me recibió me quitó el piñón del miedo”, enfatiza tras insistir que él no teme a las FARC, a las cuales tilda de terroristas.

“Le dije a mi tía en Antioquia (departamento cuya capital es Medellín) que si alguien dice que si Uribe es mansitico, que es pelele de las FARC, me debería borrar de la lista de  sobrinos”.

“Eres un guapo”, le grita una de sus simpatizantes.

“Embuste, embuste, embuste”, grita al referirse a sus detractores que le critican una supuesta falta de inversión social en su mandato.

“¡Tienes pantalones!, le responde un simpatizante.

Cuando se disponía a mencionar sobre el hospital de la ciudad, una obra que reclama el departamento de Risaralda, del cual Manizales es su capital, ofrece “como de niño, cuando en la confesión me arrodillaba al padre y le decía que le iba a cumplir la penitencia así como le cumplí la anterior”, a la vez que detalló las diversas obras viales que esta región pide como  “la vía Mariquita, Guadua...” y otras.

Mientras Uribe daba su discurso, francotiradores junto a otros militares con visores de alta tecnología permanecían ubicados en las terrazas de los edificios (hasta de diez pisos) que rodeban a la plaza, y en la catedral de esta ciudad. Al operativo de seguridad se agregaron decenas de agentes que rodeaban cuatro manzanas cercadas con barandas y personal que requisaba a toda persona. Un militar con un sensor del tamaño de una lonchera, de superior alcance a las barras ‘Garrett’ detectoras  de metales, revisaba en carteras o bolsos la posible existencia de metales. (XS)

61% DE ACEPTACIÓN
en las preferencias electorales registra el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, quien aspira a la reelección tras su primer periodo de cuatro años. En su fórmula lo acompaña otra vez Francisco Santos.

20% ALCANZA
su inmediato seguidor, Carlos Gaviria, del izquierdista grupo Polo Democrático. El objetivo de este candidato es evitar que Álvaro Uribe gane en la primera vuelta, porque aspira a triunfar en la segunda.