No todos los médicos comparten el criterio de que las mujeres que nunca han tenido relaciones sexuales deben practicarse este examen, pero sí coinciden en que no afecta a la virginidad.

Hay situaciones en las que es recomendable por prevención, dice Jaime Sánchez, jefe del Área de Ginecología Oncológica de Solca. Por ejemplo, si el cáncer es por herencia de familia.

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En estos casos se recurre a un llamado espéculo virginal (el más fino de todos). Este, indica Rommel Ramírez, jefe de Colposcopia de Solca, se introduce por el orificio que tiene el himen, el mismo por el que baja el flujo menstrual.

Pero si hay dificultades para introducirlo, se lo puede hacer con una torunda (una especie de palillo con cabeza de algodón) o con las pinzas utilizadas para examinar la nariz. Lo importante es recoger el flujo o secreción que bajan del cuello del útero.

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Por lo general, dice, las mujeres que no han iniciado su vida sexual tienen menos riesgo de contraer virus, como el HPV.

Cuando se detecta en mujeres que mantienen relaciones sexuales, señala Edmundo Vera, coordinador del Centro de Riesgo Obstétrico de la Unidad Materno-Infantil del hospital del IESS, es necesario la presencia de su pareja para iniciar el tratamiento. Al hombre se le realiza una penescopia con un colposcopio.

“Se examina el órgano masculino para ver si tiene alguna lesión o verrugas que no se pueden ver a simple vista”, dice Vera.