Una niña británica se convirtió en el primer paciente en Reino Unido, y posiblemente en el mundo, al que le retiran un corazón trasplantado y le vuelven a conectar el suyo, que había estado “dormido” por una década.
Hannah Clark, de Gales, se sometió hace diez años a una operación de trasplante heterotópico, en la que el corazón del donante se coloca junto al original, pero su cuerpo empezó a rechazar el órgano donado y los médicos lo retiraron.
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Expertos dijeron que la operación es un avance importante en el tratamiento de personas que sufren cardiomiopatía, dolencia en la que el corazón se inflama.
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A los dos años de edad fue sometida a un trasplante de corazón, el que se colocó junto a su propio órgano.
Por primera vez, médicos de un hospital de Londres hicieron funcionar el corazón de una niña, que había estado “dormido” durante una década, en una operación presentada ayer en Gran Bretaña como una hazaña médica y un “milagro”.
Hannah Clark, de Gales, aquejada de cardiomiopatía, fue sometida hace diez años a un trasplante de corazón, que fue colocado junto a su propio órgano.
Durante diez años, la niña, que ahora tiene doce, sobrevivió gracias a ese órgano de un donante, pero su propio corazón nunca fue extraído de su cuerpo.
Sin embargo, en noviembre pasado, los médicos del hospital Great Ormond Street, en Londres, se dieron cuenta, en un chequeo rutinario, que Hannah estaba rechazando el corazón que le fue injertado cuando tenía dos años.
Los médicos, asesorados por el cirujano Magdi Yacoub –quien efectuó hace diez años el trasplante, denominado “heterotópico”– decidieron intentar reactivar el dormido corazón de la pequeña, en una operación que se considera una primicia en este país, y quizá en el mundo.
El corazón trasplantado a Hannah hace diez años le fue retirado y le volvieron a conectar el suyo, en una operación efectuada el 20 de febrero pasado, que debía durar unas ocho horas y finalmente se realizó en cuatro.
Yacoub explicó ayer a la radiocadena BBC que “no es común” dejar el corazón enfermo en el cuerpo cuando se injerta otro. “Pero pensamos que había una pequeña probabilidad de que su corazón se recuperara. Y eso es lo que ha sucedido”, declaró el médico.
“Su corazón ha sanado, es realmente maravilloso”. Ahora Hannah “es una niña feliz con su propio corazón, que funciona normalmente”, añadió el cirujano.
“La historia ha tenido un final feliz”, concluyó el médico, cuyo nombre estará grabado para siempre en la historia médica de Gran Bretaña.
El profesor Peter Weissberg, director médico de la Fundación Británica del Corazón, resaltó la importancia de esta operación, explicando que constituye un avance decisivo en el tratamiento de personas aquejadas de cardiomiopatía, una enfermedad que provoca que el corazón se inflame y no funcione adecuadamente.
Weissberg calificó la intervención de “apasionante”, indicando que “cirujanos como Magdi Yacoub pensaban desde hace tiempo que si un corazón está fallando por una inflamación grave, podría recuperarse si descansa”.
Precisó que actualmente una solución a la cardiomiopatía sería colocar un dispositivo mecánico temporal que pudiera retirarse después de unos meses. Pero ese mecanismo no estaba disponible hace una década, recordó.
La madre de Hannah, Elisabeth Clark, indicó que la niña se recupera muy bien y no ha necesitado tomar los medicamentos que le suministraban durante el tiempo en que tuvo el corazón injertado para prevenir un rechazo del órgano.
“Hannah disfruta de la vida y desea volver a la escuela después de la Semana Santa”, declaró la feliz madre.