Un año después de su muerte y a la hora exacta en que ocurrió, Benedicto XVI rindió homenaje ante miles de católicos a su "amado" predecesor Juan Pablo II, cuya figura "sigue estando más que viva" para los católicos de todo el mundo, dijo.
Ante unos 80.000 fieles congregados en la plaza de San Pedro, entre ellos numerosos polacos con velas y antorchas en sus manos, Benedicto XVI conmemoró el primer aniversario de la muerte de Juan Pablo II, ocurrida el 2 de abril del 2005 a las 21H37 locales (19H37 GMT).
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"Su memoria sigue viva" y "él continua presente en nuestra mente y en nuestro corazón", dijo Benedicto XVI, quien recordó que el Papa Wojtyla "sigue suscitando, sobre todo entre los jóvenes, entusiasmo por el bien y valor para seguir a Jesús y sus enseñanzas".
Desde la ventana de su estudio, en el palacio apostólico, y ante las miles de personas que iluminaban con sus velas la explanada, el Papa rezó el rosario y revivió las últimas horas de vida de Juan Pablo II.
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"Su enfermedad vivida con valentía nos ha enseñado a estar más atentos al dolor humano y a todo dolor físico y espiritual. Dio al sufrimiento dignidad y valor", agregó.
"Con ello fue testimonio de que el valor del hombre no está en su eficiencia, en su apariencia, sino por sí mismo, porque ha sido creado y amado por Dios", afirmó.
El primer Papa polaco de la Historia, que con su carisma marcó un cuarto de siglo, murió tras una larga agonía en su habitación del Vaticano, cuyas ventanas dan justamente a la plaza de San Pedro, donde una multitud prorrumpió esa noche en un conmovedor aplauso al ser anunciada su muerte.
A los numerosos jóvenes, que rezaron el rosario nocturno, Benedicto XVI les habló de nuevo de la "inmensa herencia espiritual" dejada por su predecesor.
"Vinimos desde Polonia para la vigilia y estamos felices por escuchar las palabras de Benedicto XVI", dijo Stuart, un joven polaco que junto con otros 59 compatriotas viajó a Roma para honrar la memoria de Karol Kojtyla.
"Es un momento bellísimo, la plaza, las velas, los cantos..., quieren decir que el Papa nos dejó algo bueno a todos nosotros", comentó por su parte el brasileño Marcelo Danesin, de Riberao Preto.
En la ceremonia también estuvieron presentes numerosos religiosos y cardenales, entre ellos, el purpurado italiano Camilo Ruini, vicario general del Papa para Roma, quien anunció la muerte de Juan Pablo II la noche del 2 de abril del año pasado a los miles de fieles congregados también entonces en la plaza de San Pedro.
Banderas polacas y un gran cartel con el lema "Santo inmediatamente", resaltaban en la explanada, donde poco antes, miles de voces habían entonado cantos marianos y leído textos y mensajes de los libros de Juan Pablo II.
A las 21H00 horas, el papa Benedicto XVI inició el rezo del rosario y a las 21H37 precisas, tomó la palabra para dedicar una oración especial a su predecesor, con el que trabajó durante 24 años como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
"Ha pasado un año de la desaparición del amado Juan Pablo II, ocurrida a esta hora, a las 21H37, pero su memoria sigue viva, como lo demuestran las manifestaciones organizadas en estos días en todo el mundo", añadió el papa Ratzinger.
Benedicto XVI dirigió luego una serie de palabras en polaco a los miles de compatriotas de Karol Wojtyla congregados en algunas plazas de Cracovia, donde el Pontífice fallecido transcurrió la mayor parte de su vida, y que siguieron la ceremonia romana a través de pantallas gigantes.
"La memoria del especial amor que el Papa nutrió por sus compatriotas debe permanecer viva para que la fe se mantenga fuerte", les pidió.
El recién designado cardenal Stanislaw Dziwisz, arzobispo de Cracovia, fiel secretario privado de Juan Pablo II durante 26 años, agradeció luego en directo, desde Cracovia, el amor que se sigue profesando al papa Wojtyla.
"Grazie, grazie, grazie", dijo en italiano el cardenal Dziwisz, mientras en el resto de Polonia, decenas de miles de personas se congregaron a la hora exacta de la muerte de su compatriota para homenajear su memoria, mientras las campañas de todo el país repicaron durante tres minutos.
Durante el angelus dominical de la mañana, Benedicto XVI ya rindió un primer homenaje a la memoria de Juan Pablo II y recordó su última bendición de Semana Santa impartida por televisión cuando ya no podía hablar y su estado de salud era muy delicado.
"Fue la bendición más dolorosa que nos dejó el extremo testimonio de su intención de finalizar su ministerio hasta el final", comentó.
Benedicto XVI reconoció también que el Papa polaco será recordado por su primer mensaje como Pontífice, pronunciado el 22 de octubre de 1978, cuando pidió al mundo "abrid, abrid de par en par las puertas a Cristo".