Ecuador sí debe suscribir el TLC (Tratado de Libre Comercio), pero con transitorias que sean al mismo tiempo excluyentes y vinculantes.
Respecto a la aplicación sobre los productos más sensibles (arroz, maíz, soya...) y a lo más importante, a la biodiversidad, sería un perjuicio para el país si no se suscribe el Tratado porque este va de la mano con la globalización; movimiento mundial que es imparable, necesario, y que mueve las economías del orbe.
Ecuador debe enfrentarlo; por eso los gobiernos deben actuar con honestidad, al declarar este tema de comercio internacional y exterior como política de Estado permanente igual que deberían ser tratados otros temas como salud, educación y petróleo, por citar los más importantes.
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Dr. Nicolás Cevallos Bertullo
Guayaquil
La situación en el país se está poniendo tensa por la anunciada finalización de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio; a su alrededor se ha tejido toda una serie de comentarios y especulaciones que hace necesario aclarar con dos preguntas básicas: ¿qué tratado comercial o convenio que ha firmado Ecuador con Estados Unidos le ha ocasionado beneficios económicos? ¿Por qué los mismos personajes que impulsaron la dolarización hoy se empeñan en que se firme lo más pronto el TLC?
A la primera pregunta la respuesta es, ninguna, solo una secuela de miseria y dependencia casi total. La respuesta a la segunda pregunta cae por su propio peso. A esos señores poco les importa la patria, el pueblo, solo se preocupan en su propio bienestar económico, y dicen mentiras como que habrá más trabajo, cero inflación, competitividad, que regresarán capitales y los emigrantes, y que solo el 8% de la población se opone a la firma del TLC.
Hay una sola verdad que no hay que temer, que se pronuncie una consulta popular. Si los impulsadores del TLC tienen la razón, ganarán con el 92% de los votos. Con esto parará tanto pleito.
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César Antonio Jijón Sánchez
Guayaquil
TLC es competencia y desarrollo, fusión de pequeños negocios; serán agrupaciones para fortalecer nuestra producción. Lo estamos viendo en los centros comerciales, comisariatos..., no lo podemos evitar. El tema es que no estamos preparados; así como no tenemos cultura tributaria, tampoco tenemos mentalidad de empresarios ni conciencia de desarrollo, porque eso no nos enseñan nuestras universidades.
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Tenemos más de diez años anunciando el TLC y nunca se le dio importancia como ahora que ya es tarde, porque las negociaciones se terminaron. Nunca vimos paros por demandar mejores escuelas, universidades, docentes; planes de estudio...
Pasaron muchos presidentes y seguimos bailando al son del fútbol, los feriados, pues sabemos que el sueldo, aunque poco, siempre está ahí, somos dependientes por cultura. Hermanos indígenas, ya no griten por bonos solidarios, ni por el TLC, pero sí por una verdadera educación; para muchas generaciones ya se les pasó el tren del desarrollo, y la culpa no solo es del Gobierno sino nuestra porque no supimos reclamar a tiempo lo más conveniente: la educación. Y para los que siguen convencidos de que el TLC no va, sigan pensando así y nos ahogaremos en un mar de soledad, ignorancia y más pobreza.
Dr. Miguel Ojeda C.
Guayaquil