Necesitamos con urgencia   una educación sexual formal integral.

Debo definir el significado de las siguientes palabras fundamentales para tratar el tema. Sexo: es el conjunto de características biológicas que define a los humanos como machos y hembras. Sexualidad: se refiere a una dimensión fundamental de ser un ser humano, basada en el sexo incluye el género, identidades de sexo y género, la orientación sexual, el erotismo, la vinculación afectiva, el amor y la reproducción. Se experimenta y expresa en forma de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, prácticas, roles y relaciones. Es el resultado de la interacción de factores biológicos, psicológicos, culturales, socioeconómicos, éticos, religiosos y espirituales, pues el ser humano es básicamente espiritual.

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Salud sexual: es la experiencia permanente del proceso de consecución de bienestar físico, psicológico y sociocultural relacionado con la sexualidad. Para que la salud sexual se logre es necesario que los derechos sexuales de las personas se reconozcan y garanticen. Educación sexual integral: es el proceso vital mediante el cual se adquieren y transforman, informal o formalmente, conocimientos, actitudes y valores respecto a la sexualidad; es una de las mejores inversiones que una sociedad puede hacer cuando se trata de promover la salud sexual en la población.

En relación a estos conceptos podemos expresar que los principales problemas de nuestra población y el mundo, que tienen que ver con la sexualidad humana son el abuso sexual, la explotación sexual, el turismo sexual, la pornografía infantil, la violencia doméstica, la imparable incidencia de enfermedades de transmisión sexual incluido el VHI/Sida y la proliferación de “educadores sexuales” informales. Se ha genitalizado de manera muy simple la sexualidad y se considera que hablar de educación sexual es hablar de relaciones sexuales de manera a veces hasta burda, constituyendo una antítesis de lo que es la sexualidad y la educación sexual.

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La educación sexual integral es una manera efectiva de disminuir la incidencia de los problemas mencionados. Proponemos que se reglamente y aplique la Ley sobre la Educación de la Sexualidad y el Amor aprobada por el Congreso el 4 de marzo de 1998. El Municipio de Guayaquil a través de sus departamentos de Salud, Educación y Turismo ha dado apertura para lograr este laudable propósito. Es imprescindible el apoyo de otras instituciones afines y de los medios de comunicación. Lo expuesto constituye un reto, o seguimos criticando a los que “hablan cosas feas sobre la sexualidad humana en la televisión”, o participamos en el propósito de lograr que se implemente dicha ley para obtener una mejor salud sexual y mejor calidad de vida.

Dr. Carlos Rodolfo Rodríguez Carrión
Guayaquil