Su rostro se multiplica por miles: calendarios de bolsillo, afiches, stickers y gigantografías. El trajín político comenzó para el precandidato presidencial de Concentración de Fuerzas Populares (CFP), Jaime Damerval, quien reconoce que -aun antes de la época de campaña- él mismo mandó a confeccionar el material que promociona su postulación.
Se muestra tajante al decir que no cuenta con una comisión de financiamiento. Sus gastos -asegura- los solventa él desde el piso 3 del edificio Castilla, ubicado frente a la Gobernación, donde -como abogado- ofrece sus servicios. Damerval señala que, hasta la fecha, ha desembolsado entre $ 15 mil y $ 25 mil, “nada comparado con quienes vienen haciendo campaña durante años”.
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Pero este material -impreso por amigos y coidearios- no es la única plataforma publicitaria que ha empleado.
Durante dos meses contrató un espacio en la versión digital de este Diario (www.eluniverso.com) con el lema Campaña Presidencial Jaime Damerval. “No era publicidad electoral. No decía voten por mí. Invitaba a visitar mi página www.damervalpresidente.com”, justifica tras señalar que Participación Ciudadana (PC) no debió pedir al Tribunal Supremo Electoral (TSE) que impute el rubro como parte del gasto electoral.
En el sitio virtual de Damerval -del que es su editor- se incluye también un espacio para recibir aportes en línea. “Colabore directamente con la campaña a través de donaciones económicas, servicios, etcétera”, reza la página en la que se pide que el usuario especifique el monto del aporte y sus datos personales.
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La estructura política del CFP, comandada por Walter Freire, señala que todavía no ha destinado recursos económicos para la promoción de Damerval, aunque en las centrales políticas del partido se ofrecen cursos gratuitos de computación, manualidades y belleza a potenciales electores.
Damerval mantiene, además, las que él llama sus “trincheras de lucha”: en Guayaquil, Esmeraldas, Quito y Ambato. Según dice, las cancela con los honorarios de su profesión de abogado. Solo la que está ubicada en la esquina de las calles Portete y la 22, en el suroeste, tiene un costo de $ 350 mensuales. Quienes atienden, dice Damerval, son colaboradores.
Afirma que sus cuentas son manejadas por su contador personal, aunque -señalan directivos del CFP- cuando se necesita realizar un gasto se receptan aportes de los afiliados o los miembros de su buró.
Damerval asegura que su principal arma es su discurso. Eso y, por ahora, al menos 150 mil calendarios, 110 mil afiches, 10 mil stickers y 12 gigantografías.