El presidente de Israel, Moshé Katsav, minimizó ayer la profanación por tres israelíes de la Basílica de la Anunciación de Nazaret (Galilea), uno de los lugares santos de la cristiandad.
“Esta provocación es grave y peligrosa, pero se trata de un acto aislado en que no tiene nada que ver el Estado de Israel", afirmó Katsav.
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La noche del viernes, tres israelíes (que llevaban bombonas de gas en un coche de niño) arrojaron petardos en la Basílica durante una misa y causaron pánico entre los fieles.
Siguieron protestas y choques que dejaron heridos.