Los siete años de vida del euro han puesto de manifiesto que los beneficios de la moneda única europea tienen un precio, positivo para los buenos alumnos como Irlanda y negativo para Portugal e Italia, según un estudio publicado por el laboratorio económico BRUEGEL.
Con nuevos Estados miembros llamando a la puerta de la zona euro, "la experiencia debe servir tanto para la gestión como para la ampliación" de la Unión económica y monetaria "que sigue siendo un proceso de aprendizaje", estima el director de BRUEGEL, Jean Pisani-Ferry.
Y es que para el economista Alan Ahearne, coautor del estudio, hay alumnos "buenos y malos".
Aunque --como recuerda también el Banco Central europeo-- la diferencia de los índices de crecimiento e inflación entre los países de la zona euro "no son particularmente importantes", tienen el inconveniente de ser persistentes y de provocar "variaciones significativas de los índices de cambio reales" entre economías que carecen del instrumento de la devaluación.
"La distinción entre diferenciales favorables y los que no lo son exige un análisis de cada caso", indica el estudio, que contrapone los casos de Irlanda y Portugal.