El oftalmólogo japonés Takayuki Akahoshi, uno de los expertos más importantes en el mundo en esta rama, estuvo ayer en Guayaquil para participar en un simposio.

Akahoshi, quien aplica una técnica denominada facoemulsificación para operar la catarata, explicó ayer a especialistas ecuatorianos su metodología en el Hilton Colón.

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La facoemulsificación consiste en hacer cada vez incisiones más pequeñas en el ojo (la menor ha sido hasta ahora de 1,8 mm), para extraer el daño. Para ello se aplica tecnología de ultrasonido.

Antes de esta técnica, según explica  Akahoshi, la incisión superaba los 10 mm para operar a los pacientes con catarata, una enfermedad que si no se trata a tiempo puede dejar ciega a una persona.

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El japonés afirma que la catarata  se produce en personas mayores de 50 años, una edad a partir de la cual el cristalino del ojo comienza a perder transparencia hasta llegar a la ceguera.

El último logro de Akahoshi en el 2005 fue operar a 5 mil pacientes con catarata (en toda su carrera ha hecho 50 mil cirugías con su técnica), logrando una incisión de 1,8 mm, a través de la que se implantó un lente de 6 centímetros de diámetro en el ojo de cada afectado.

Para difundir mundialmente su técnica, Akahoshi viajó a 22 países el año pasado. La próxima semana irá a Brasil para participar en el congreso mundial sobre catarata.

Además de desarrollar la facoemulsificación, Akahoshi es un inventor, ya que los instrumentos quirúrgicos usados en las operaciones son de su creación. El médico advierte que la incidencia de catarata aumenta conforme la población envejece y que la técnica es más efectiva cuando el problema no está avanzado.

Agrega que no se debe esperar la ceguera para operarse y que hay que cuidarse de la exposición al sol porque  puede provocar catarata.

OPERACIONES

Cirugías
Takayuki Akahoshi realiza de 40 a 50 operaciones diarias en el hospital Memorial en Tokio, de donde es el director de Oftalmología.

Costos
La cirugía de catarata, en Japón, cuesta entre 2.000 y 2.500 dólares, de los cuales, el gobierno paga $ 1.100 (por cada ojo), valor en el que está incluido el lente intraocular que se le colocará al paciente.