¿Qué puede hacer un periodista deportivo para defenderse del ejército de relacionistas públicos, de las campañas de marketing y del poder de manipulación derivado de miles de millones de dólares invertidos en el negocio del deporte?
La clave es volver a las fuentes y alejarse lo más posible de la televisión, creen aquellos periodistas alemanes preocupados por el asunto. Por eso, hartos de sentirse utilizados y manipulados, un grupo de ellos decidió dar un portazo al resto de sus colegas y plantear la pregunta: "¿Somos periodistas o simples vendedores?"
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El debate saltó a la luz pública hace pocos días, y llega en un momento bastante sugerente, la recta final rumbo al Mundial de Alemania 2006.
Una recta final plena de tensiones. Las del comité organizador del Mundial, por ejemplo, que perdió los estribos cuando la Stiftung Warentest, respetada organización alemana dedicada a la defensa del consumidor, denunció serias deficiencias en varios de los doce estadios que albergarán el torneo entre el 9 de junio y el 9 de julio.
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"Que se dediquen a hablar sobre la calidad del aceite de oliva", fue el destemplado comentario de Franz Beckenbauer, presidente del comité organizador. Pese a su enojo, el Parlamento alemán decidió investigar el asunto.
"El que critique al comité organizador o se exprese en forma crítica sobre el Mundial es para el Kaiser un traidor a la patria", aseguró "die tageszeitung", diario liberal de izquierda.
La cancelación de la fiesta inaugural del 7 de junio en Berlín o el debate por el peculiar negocio que es el sistema de venta de entradas también fueron temas polémicos. Y muchos periodistas creen que no están haciendo bien su trabajo.
"¿Por qué no nos podemos preguntar en este país, que no es una república bananera, cuánto cuesta todo esto? Nuestro trabajo es, sencillamente, hacer esas preguntas", se planteó recientemente el conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ).
Cómo defender su independencia es un tema que atormenta a profesionales de todo el mundo, pero en Alemania fue Jens Weinreich, jefe de Deportes del Berliner Zeitung, quien tomó la iniciativa: rompió con la Asociación de Periodistas Deportivos Alemanes (VDS), que cuenta con 3.500 miembros, y junto a dos docenas de colegas creó la Sportnetzwerk, una organización paralela que busca devolver la honorabilidad a la prensa deportiva.
Lo hizo en enero de este año con una carta dirigida a Erich Laaser, comentarista de la cadena televisiva Sat.1 y presidente de la VDS, que alguna vez pidió a sus miembros que se tratara con "respeto" a los organizadores de Alemania 2006 para lograr un Mundial "sin perturbaciones".
"Es preocupante que, en vez de ceñirse a los estándares mínimos de su profesión, muchos colegas se dejen dirigir por especialistas en relaciones públicas", escribió Weinreich, que acusa a la VDS de permitir que su especialidad se hunda progresivamente en el área del "entretenimiento", mientras se pierde la cobertura "crítica y distanciada" propia de la mejor prensa escrita.
El FAZ criticó a aquellos periodistas televisivos que se convirtieron ya en "comerciantes o relacionistas públicos", incluso en los noticieros de grandes cadenas, obligados a elogiar y promover desmedidamente "competiciones de boxeo de tercera clase para las que su empresa compró los derechos".
Un fenómeno -el del negocio como motor- que se refleja también en la nueva ola de revistas de fútbol que se editan en Alemania al calor del Mundial. Nombres como Champ, Rund (redonda) o Player apuestan por un concepto que, según Der Spiegel, está "más cerca de una sesión de fotos para (la revista femenina) Brigitte" que de las revistas deportivas tradicionales.
Así se puede ver al paraguayo Nelson Haedo Valdez posando como modelo de diversos diseñadores en el estadio del Werder Bremen, o al ucraniano Andrei Shevchenko con su esposa Kristen muy ligera de ropas en una artística foto en blanco y negro.
La confluencia total del periodismo y el marketing. Perfecta para algunos, funesta para otros. Negocio para muchos.
"La revista saca provecho, porque esas sesiones de fotos permiten largas entrevistas y exclusividad. Y los futbolistas potencian su imagen. Para saber si las estrellas dedicarían realmente dos días completos a las revistas, el concepto fue presentado previamente a importantes representantes de jugadores y a dirigentes de clubes", destaca Der Spiegel.
Un concepto que está en las antípodas del que pregonan Weinreich y sus colegas en la Sportnetzwerk.
Al poder hay que mirarlo con distanza y desconfianza, vienen a decir. Creen que muchos de sus colegas ya abdicaron del credo de la independencia periodística, pero apuestan a cambiar el panorama en el futuro combinando el poder de Internet y la educación.
Ya funciona sportnetzwerk.org, una página web para estar al tanto de cada movimiento e iniciativa de la organización. Y el sábado 28 Weinreich dirigirá un seminario en Berlín: "Diez tesis sobre la crisis del periodismo deportivo".