Con la mirada atónita de navegantes y turistas, un equipo de rescate trataba ayer de devolver al mar a una ballena de entre 5 y 8 metros de largo, que nadó por el río Támesis hasta el centro de Londres, ante el temor que el cetáceo pueda morir.
El animal, de la especie conocida como nariz o cuello de botella (Hyperoodon ampullatus), puede llegar a medir hasta seis metros de largo y siete toneladas de peso.
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Cientos de personas siguieron los movimientos del cetáceo, que llegó a quedar varado cerca del puente de Chelsea (oeste de Londres) y solo retornó al caudal del río con la ayuda de tres hombres que agitaron el agua, aunque resultó herida en la cola al chocar con una embarcación.
Laila Sadler, de la Sociedad Protectora de Animales del Reino Unido, dijo estar muy preocupada porque el animal está desorientado.
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La ballena no parece estar enferma pero un equipo de veterinarios está en alerta, preocupado por el debilitamiento del animal y el riesgo de que quede varada de nuevo.