Un adolescente de 15 años, quien fue baleado por la policía en su colegio mientras blandía un revólver de perdigones, murió a consecuencia de las heridas, dijo este sábado una vocera de la familia.
Kelly Swofford, vecina de la familia, dijo a periodistas a las puertas del hogar del adolescente que Christopher Penley había fallecido.
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Ellos quieren donar sus órganos porque eso es lo que hubiera querido Chris, declaró Swofford. La familia se siente devastada, totalmente devastada.
Penley fue acusado de blandir un revólver de perdigones en un aula el viernes y apuntar a otros estudiantes antes de obligar a uno a entrar en un armario. Luego fue perseguido por agentes y miembros de un equipo de elite de la policía hasta el baño del colegio donde, según las autoridades, apuntó con su revólver a uno de sus perseguidores.
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La policía dijo que creía que el revólver era una Beretta calibre nueve milímetros. Sólo se enteró de que era de perdigones luego del tiroteo.
Todos en esta urbanización se sienten realmente indignados, dijo el sábado Paul Cavallini, quien vive frente a la casa de los Penley. El era un chico tranquilo, cortés. Era un adolescente normal.
Sin embargo, amigos e investigadores dijeron que también tenía problemas emocionales y que ese día fue a la escuela esperando morir.
Patrick Lafferty, un vecino de 15 años de edad que conocía a Penley desde hacía unos seis años, dijo que no le asombró lo ocurrido. Indicó que Penley era un solitario que en docenas de ocasiones me dijo que quería suicidarse.
Swofford dijo que el adolescente se escapó de su hogar en varias ocasiones. Su hijo de 11 años, Jeffery Swofford, indicó que Penley le informó que había planeado algo.
El dijo Espero morir hoy pues realmente no me gusta mi vida, declaró Jeffery Swofford.
En una conferencia de prensa luego del tiroteo del viernes en el colegio Milwee de Orlando, las autoridades pusieron un revólver de perdigones al lado de una Beretta.
Como podrán ver, no se necesita un profesional para ver cuánto se parece a (un arma de fuego) real. Yo no sería capaz de explicar la diferencia, dijo Joyce Dawley, agente especial del Departamento de Policía de Florida a cargo de la investigación.