Mehmet Alí Agca, el hombre que disparó e hirió al papa Juan Pablo II en 1981, fue liberado ayer de una cárcel turca tras pasar más de 25 años en prisión.
El ministro de Justicia, Cemil Cicek, dijo que apelará la liberación de Agca, quien podría volver a prisión por el asesinato en 1979 de un editor de periódico y otros cargos.
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Vestido con pantalones vaqueros, un suéter azul y zapatillas deportivas, Agca lucía muy serio al salir de la cárcel de Estambul. No hizo comentarios pero entregó a los periodistas la copia de una portada de la revista estadounidense Time con una foto de su encuentro con el Papa y el titular ‘¿Por qué perdonar?’.
Agca pasó 19 años en una cárcel italiana por el intento de asesinato a Juan Pablo II antes de ser perdonado por la justicia en el 2000 a pedido del pontífice.
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Luego fue extraditado a Turquía para cumplir otra condena por robo y homicidio pero gracias a las nuevas leyes turcas, el tiempo que estuvo recluido en Italia fue deducido de los 25 años a los que lo condenaron en Turquía.
Agca, quien se convirtió al cristianismo después de una visita de Juan Pablo II a la prisión, fue trasladado a un cuartel bajo el reclamo de que no había cumplido el servicio militar, obligación legal para los hombres en Turquía, aunque se cree que podría ser indultado por su edad y salud.
Los motivos del turco para intentar asesinar al Papa en la Plaza San Pedro de Roma aún son un misterio, pero algunos creen que Agca fue un sicario producto de una conspiración entre los servicios secretos búlgaros y la soviética KGB, alarmados por la oposición del Papa al comunismo.
Durante su juicio en Italia, Agca dijo ser una reencarnación de Jesús y que el intento de asesinato significaba la realización de una profecía que en 1917 la Virgen María hizo a los niños pastores en Fátima, Portugal. Unos catorce años después, el Vaticano dijo que realmente fue uno de los Tres Secretos de Fátima.
Karol Wojtyla expresó que no murió porque “una mano maternal guió la trayectoria de la bala”, en referencia a la Virgen de Fátima, e hizo insertar una de las balas del atentado en la corona de la estatua de María.
Además, hasta hoy se desconoce si Alí Agca actuó realmente solo o tuvo un cómplice, pues las fotos de aquel día muestran una segunda pistola sobresaliendo de la multitud y fueron halladas tres balas, de las cuales solo dos correspondían al arma del turco.