Más de mil millones de musulmanes celebraron ayer con plegarias y sacrificios de ovejas el Eid al Adha o Sacrificio, que recuerda que Abraham estuvo dispuesto a matar a su hijo por pedido de Dios.

En último momento, Dios reemplazó un carnero por el hijo que iba a ser degollado, historia compartida por las tres grandes religiones monoteístas: islamismo, judaísmo y cristianismo.

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El ritual se produjo luego del Haj o apedreamiento de tres pilares de piedra (que simbolizan el demonio) por dos millones de peregrinos en Mina, cerca a La Meca.