El presidente electo boliviano, Evo Morales, visitará el domingo y el lunes Pekín, donde será recibido por el presidente chino Hu Jintao, en lo que constituye la única etapa asiática de una gira internacional por cuatro continentes dominada por asuntos energéticos.
Tras visitar Europa y antes de viajar a Sudáfrica, el dirigente indígena socialista, que asumirá sus funciones oficialmente el 22 de enero, permanecerá 22 horas en suelo chino.
Esta previsto que al llegar se reúna con Tang Jiaxuan, una de las figuras centrales del gobierno chino (consejero de Estado) y ex primer ministro de Relaciones Exteriores entre 2000 y 2003.
Al día siguiente se entrevistará con Hu Jintao a las 11H30 locales (03H30 GMT).
"Hasta ahora pocos responsables bolivianos han visitado China, por lo que podemos decir que se trata de una nueva fase en las relaciones chino-bolivianas", explicó Jiang Shixue, vicedirector del Instituto de América Latina en la Academia China de Ciencias Sociales.
En noviembre el ministro boliviano de Relaciones Exteriores, Armando Loaiza, viajó a China, una novedad en siete años.
Esta previsto que la energía sea uno de los temas principales de conversación, ahora que China busca diversificar sus fuentes de abastecimiento para alimentar su formidable crecimiento económico.
"La cooperación es sobre todo económica, Bolivia dispone de abundantes recursos naturales", afirmó Jiang.
Sin embargo, según algunos expertos, en su búsqueda de recursos naturales por todo el mundo, China mezcla intereses económicos y políticos.
"Es una política energética muy política", constató Jean Pierre Favennec, economista del Instituto Francés de Petróleo en París.
Mientras trata de reforzar el control del Estado sobre las empresas y los recursos energéticos, Evo Morales podría seguir el ejemplo de su mentor, el presidente venezolano Hugo Chavez, y encontrar en China a los "asociados", y no a los "maestros", para desarrollar los recursos naturales de su país.
Bolivia es el Estado más pobre de América del Sur pero el segundo más rico en gas natural de la región, después de Venezuela.
Actualmente las relaciones económicas entre el gigante asiático y La Paz no están muy desarrolladas. A causa de la crisis política que atravesó Bolivia en 2005, una inversión importante de de sociedad Shengli, filial de la primera refinería china Sinopec, quedó en suspenso
En febrero del año pasado un representante de Shengli afirmó durante una visita a la capital boliviana que la sociedad tenía la intención de invertir 3.500 millones de dólares para aliarse con la compañía pública boliviana YPBF.
Según cifras de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), Bolivia registró un déficit de su balanza comercial con China en 2004 de más de 84 millones de dólares, con exportaciones que se elevan a 23,49 millones e importaciones que alcanzan los 107,57 millones.