Una Navidad sin Cristo no es Navidad, porque en esta fecha se celebra la natividad del Salvador del mundo, explica el padre Medardo Ángel Mora.
Refiere que a lo largo del adviento –compuesto de cuatro domingos– las personas deben refugiarse en la oración, la penitencia, el amor, la esperanza y sobre todo la preparación del alma para el advenimiento, para que esta fecha se la viva con regocijo por la llegada de Cristo al mundo y su misión: salvar a todos los seres humanos.
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Puntualiza que Cristo se parece tanto al humano, porque tiene un padre en el cielo y una madre en la tierra. En lo que no se parece es en el pecado.
Lo que deben hacer los fieles después del adviento es transmitir la paz y alegría a los demás, pero con obras. No deben dejarse asfixiar por los problemas porque Jesús llega con la esperanza de salvación.
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Mora indica que se puede vivir con alegría en medio de la pobreza y reitera que se debe sembrar la paz. Él considera que la fecha se ha vuelto pagana, consumista, materialista y hay que darle sentido religioso.