El delantero colombiano Víctor Bonilla llegó el pasado lunes a Ecuador para firmar con Barcelona, su nuevo club en la temporada 2006.

Pero Guayaquil no es una ciudad nueva para él. Claro que ahora la vio muy distinta  a la época en la que tuvo la oportunidad de residir en ella, cuando tenía 10 años.

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Sí, Don Víctor, como se lo conoce en Colombia, vivió en Guayaquil y otras ciudades cercanas en su niñez.

El jugador de 34 años es hijo del recordado Víctor Tumaqueño Bonilla, quien se destacó en Nueve de Octubre y Deportivo Quevedo en la década del ochenta.

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Oriundo de la ciudad de Tumaco –departamento de Nariño, fronterizo con Ecuador– el Tumaqueño Bonilla y su familia llegaron al país a comienzos de 1981. “Tenía unos 10 años. Viví unos seis años en Ecuador y eso uno no lo olvida de la noche a la mañana. Me acuerdo mucho de mi niñez porque mi padre logró ser una gran figura en los equipos donde jugó”, recordó la nueva contratación extranjera de Barcelona.

Por eso, Bonilla reconoció que “siempre tuve la idea o la meta de venir acá a jugar. No sé si voy a poder hacer lo que él (su padre) hizo antes: triunfar. Pero voy a tratar de no hacerlo quedar mal, aunque el tiempo que voy a estar  no creo que sea suficiente como para hacer lo que él hizo”.

Cuenta que residió dos años en Guayaquil y Milagro, ciudades  donde hizo base el equipo  Nueve de Octubre. También en Quevedo estuvo dos temporadas y finalmente, antes de regresar a Colombia se fue a Esmeraldas, donde permaneció  seis meses.

A los 15 años, Víctor Manuel Bonilla buscó su rumbo en el fútbol colombiano hasta que llegó al América de Cali, donde estuvo quince campañas.

De allí comenzó su trayectoria internacional en el Real Sociedad de Salamanca, España. Pasó al balompié francés donde militó en el Toulouse, Nantes y Montpelier.  Regresó al América de Cali, donde fue cedido al Deportes Tolima, de Ibagué, donde recientemente anotó 20 goles.

Pero, a pesar de la seriedad que transmite su apodo (Don Víctor) y su palmarés deportivo, él no ha sido ajeno a los problemas extradeportivos.

El pasado 8 de noviembre, Bonilla fue apresado en Tolima por confirmársele que conducía con 2,14 grados de alcohol (cuando el máximo que se puede hallar en un organismo es 3) junto a otro futbolista del Deportes Tolima, Maximiliano Flota. Por eso se le retuvo la licencia de conducir por ocho meses.

En una publicación de El Tiempo de Bogotá, el jugador alegó que “estábamos tomándonos unas cervezas. A nadie en Colombia lo pueden meter a la cárcel por tomarse una cerveza. No hubo ningún choque. Estaba lloviendo, el taxi me frenó y lo toqué atrás”.