El líder indígena Evo Morales, dejando el tono combativo que lo ayudó a vencer en la elección presidencial de Bolivia el fin de semana, dijo ayer que está abocado a planear las “líneas generales” de su gobierno y reiteró un llamado a la unidad del país.
“Los vilipendiados de la historia boliviana ya hemos salido con nuestro gusto (...), buscar una revolución democrática en base a la conciencia del pueblo, una revolución cultural sin violentar a nadie”, dijo Morales, de 46 años.
El dirigente izquierdista, que con un discurso antinorteamericano se ganó la simpatía de los sectores más empobrecidos, ratificó su intención de nacionalizar los hidrocarburos, retirando a las petroleras el derecho de propiedad del gas natural que procede del subsuelo boliviano.
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Principalmente, el indígena se ha propuesto estatalizar los hidrocarburos, pero conjuntamente, compensar a las compañías extranjeras, con un planeado cambio de regulaciones que incluye favorecer las alianzas con firmas del Estado.
Sin embargo aclaró que lo hará “sin confiscar ni expropiar los bienes de las transnacionales petroleras que operan en el país”.
La medida beneficiaría las arcas del futuro gobierno de Morales, quien deberá cumplir su promesa de campaña de combatir la miseria, en un país con el 65% de su población en la pobreza.
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Resistido en las regiones más ricas, especialmente en la oriental Santa Cruz, Morales reiteró su llamado a formar un gobierno incluyente, instalar una Asamblea Constituyente y promover un régimen de autonomías distritales.
Convocó al gobierno de EE.UU. a conformar una alianza “efectiva de lucha contra el narcotráfico”, ratificando su compromiso de luchar contra este, pero también de eliminar el estigma al cultivo de coca.
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El líder indígena señaló que está dispuesto a cooperar con esta nación, en la lucha contra el tráfico ilegal de la cocaína, pero aclaró que este no puede seguir siendo un pretexto con intereses geopolíticos, y que no aceptará una relación de sometimiento ni intervención de Washington en las decisiones de Bolivia.
“Nuestro planteamiento es cero de cocaína, cero de narcotráfico, pero no puede haber, so pretexto de lucha contra el narcotráfico, cero de coca o cero de cocaleros”, dijo.
Insistió en su propuesta de despenalizar la hoja de coca, pero no liberando su cultivo, sino retirándola de la lista de venenos de las Naciones Unidas.
Evo Morales se propone sustituir una ley antidroga, en vigor desde 1989 con el aval de EE.UU., que permite plantaciones de hasta 12.000 hectáreas de coca para uso tradicional.
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En Bolivia se reconocen como legales 15.200 hectáreas de cultivos de esta planta para la demanda interna habitual. A fines del 2004 habían otras 12.000 hectáreas de sembríos ilegales que debían ser erradicados.
Morales indicó que condicionará cualquier contacto diplomático, comercial o gasífero con Chile, a una salida al mar por una franja de costa en el Pacífico, que Bolivia perdió en una guerra del siglo XIX. Por otra parte, no quiso pronunciarse sobre el candidato presidencial peruano Ollanta Humala.
La cocaína, el narcotráfico, no pertenecen a la cultura de (los indígenas) quechuas, aymaras, o guaraníes, ni a la cultura de los bolivianos y tampoco de la región Andina.
Evo Morales,
presidente electo de Bolivia