Como todos, he seguido absorto la saga de Machala: el asalto a la oficina del notario José Cabrera por parte de miembros de la Policía y de las Fuerzas Armadas; la utilización del avión presidencial por oficiales de la FAE para ir a retirar dinero a la notaría; la profanación de la tumba; las personalidades políticas y judiciales que le prestaban.