El victorioso mánager de los Medias Blancas de Chicago, el venezolano Oswaldo Guillén, llevó el viernes el trofeo de la Serie Mundial de béisbol a su país, fanático de la pelota, entre promesas de que continuará cosechando títulos en el futuro.

Guillén, quien a sus 41 años es el primer venezolano en dirigir un equipo de las Grandes Ligas estadounidenses, arrasó la semana pasada en cuatro juegos con los Astros de Houston para acabar con una racha de 88 años sin campeonatos para el equipo de Chicago.

Durante una conferencia de prensa en Caracas el pelotero, conocido en Estados Unidos como "Ozzie", respondió a una pregunta acerca de qué lo motivaba luego de ganar el mayor premio de su profesión.
Alzando sus manos, respondió que "mira, tengo 10 dedos, y espero llenarlos de anillos", en referencia al anillo que obtienen los miembros de un equipo campeón.

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El polémico mentor, quien llamó la atención durante la temporada al darle su teléfono personal a los periodistas en respuesta a críticas sobre su estilo de juego, protestó también por la actual situación del béisbol profesional, en el que algunos jugadores estrellas intentan a veces imponerse a sus mánagers.

"No le tengo miedo a ningún pelotero, porque en estos momentos los peloteros lamentablemente quieren tener más fuerza y poder que los dirigentes y los coachs (...) la rumba se baila como yo ponga el disco, no como los peloteros quieran", afirmó.

En la distendida conversación con los periodistas, Ozzie, quien creó una fiel fanaticada local en sus años como jugador en la pelota profesional venezolana, dijo que el triunfo no lo cambió demasiado.

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"Yo que creo que la única cosa que ha cambiado es que los hijos míos comen y beben de gratis en Chicago (...) ya no presentan los exámenes que tienen que presentar, porque los profesores les dicen tranquilo, vete para Venezuela que nosotros te pasamos", bromeó.

El mánager, primer latinoamericano en dirigir y ganar una Serie Mundial del béisbol de las Mayores fue también el primero en sacar de Canadá y Estados Unidos el llamativo trofeo, que exhibió durante la conferencia de prensa.

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"No tenemos registro de que el trofeo haya alguna vez dejado Estados Unidos y Canadá", dijo a Reuters Jonh Odell, curador de historia e investigación del Salón de la Fama del Béisbol, en Cooperstown, en el estado de Nueva York.