El gobierno venezolano acusó ayer a Estados Unidos de incumplir un contrato para suministrar repuestos y mantenimiento a los aviones de combate F-16; y se declaró víctima, una vez más, de presiones inaceptables del presidente George W. Bush.

El vicepresidente de Venezuela, José Vicente Rangel, dijo en un comunicado que cuando EE.UU. anuncia extraoficialmente que no suministrará repuestos para los F-16 e incluso presiona (como lo señala una información no desmentida por ese gobierno) a Israel para que los aviones no se repotencien allí, viola cláusulas del contrato.

Las declaraciones de Rangel se produjeron dos días después  de que el presidente Hugo Chávez acusara a Estados Unidos de incumplir el contrato comercial de compra-venta de los aviones de combate F-16, y amenazó con regalarle algunas de esas aeronaves a Cuba o cualquier otro país para luego adquirir cazabombarderos de fabricación china o rusa.

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En respuesta a las declaraciones de Chávez, el embajador de EE.UU. en Caracas, William Brownfield declaró el miércoles pasado que el contrato firmado por Venezuela en 1982 para comprar una flota de 24 aviones F-16 establece con claridad que debe consultar a Estados Unidos antes de transferir esos aviones a cualquier otro país en el mundo.

Chávez había manifestado, hace cuatro años luego de una serie de accidentes, su interés en adquirir tres aviones F-16 para  completar una flota de 24 de esas aeronaves, adquiridas en 1983 en  $ 615 millones, o al menos para repotenciar  las unidades restantes.

Venezuela era el único país latinoamericano que poseía estos aviones, considerados uno de los más avanzados del arsenal militar estadounidense, construidos por la empresa Lockheed Martin.

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Chile, en el 2003, compró 10 aviones F-16 usados por $ 660 millones.