Rosa Parks, la costurera negra que al negarse a ceder su asiento de bus a un blanco causó un cambio radical en las relaciones interraciales en Estados Unidos, murió ayer a los 92 años, cuando dormía.
Parks llevaba un largo tiempo peleando contra la demencia senil.
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Fue a sus 42 años cuando trabajaba como costurera en una tienda de departamentos de Montgomery cuando tomó un bus en el centro de la ciudad el 1 de diciembre de 1955. Tres paradas después ascendió al vehículo un hombre blanco que no tenía dónde sentarse solo, como mandaban las leyes de entonces.
Para hacerle lugar, el chofer James Blake ordenó a Parks y a otros tres pasajeros negros que dejaran libres sus lugares. Los otros tres obedecieron, pero Parks no.
“No. Estoy cansada de ser tratada como una ciudadana de segunda clase”, le dijo a Blake.
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Blake llamó a dos policías, quienes le preguntaron a ella por qué no se había movido. “No pensé que tuviera que hacerlo. Yo pagué mi boleto como cualquier otro”.
Parks no fue el primer negro arrestado por no ceder su asiento, pero sí la primera en desafiar la ley. Luego, los negros iniciaron un boicot contra los buses, liderado por Martin Luther King.
La Corte Suprema obligó a Montgomery a eliminar la segregación racial en buses.
Parks y su marido, Raymond, se mudaron al perder su empleo y recibir amenazas de muerte en Alabama.