El Barcelona hizo las paces tras las sospechas que había lanzado su afición por el mal inicio del campeonato y cuajó su mejor partido, con goleada incluida (4-1), frente a un bondadoso Udinese, del cual se esperaba una versión avanzada del catenaccio y que, en cambio, ofreció un juego atrevido y lanzado, aunque ello ocurrió cuando empezó a ir por detrás en el marcador.