La decisión de la oposición de izquierda y derecha  de avanzar en el Congreso para levantarle la inmunidad al presidente Enrique  Bolaños y la orden de un tribunal de liberar al ex presidente Arnoldo Alemán,  condenado por corrupción, hizo estallar una nueva crisis política en  Nicaragua.

Uno de los detonantes de la nueva crisis se expresó en el desafuero del  ministro de Gobernación, Julio Vega, y del viceministro de Agricultura, Mario  Salvo, que decidió el parlamento, controlado por liberales y sandinistas.

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De su lado, la Organización de Estados Americanos (OEA) estaría preparando  el envío de otra misión a Nicaragua para hablar con la dirigencia del Frente  Sandinista de Liberación Nacional (FSLN-izquierda) y el Partido Liberal  Constitucionalista (PLC-derecha), según Bolaños.

El Congreso y Bolaños están enfrentados desde inicios del año por una  reforma a la Constitución, que le resta poderes al presidente y que éste no  reconoce.

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Otros cuatro funcionarios y el propio Bolaños estarían en la mira de los  diputados que prometieron continuar la próxima semana el debate para conocer  otros dictámenes favorables a la suspensión de inmunidad.

"Si el presidente Enrique Bolaños quiere resolver la crisis en el país, que  renuncie a la inmunidad o, si no, adelantemos las elecciones presidenciales",  junto con las regionales de la costa caribe de marzo próximo, dijo Ortega en  rueda de prensa.

Ortega manifestó que si Bolaños y sus ministros se sienten libres de delito  "lo más lógico es que cojan un poco de valor y renuncien a la inmunidad para  enfrentar a la justicia (...) se le ahorraría mucho al pueblo".

Otro golpe asestado a Bolaños fue la libertad condicional al ex presidente  Arnoldo Alemán, ordenada por la justicia -controlada por liberales y  sandinista- que exigió al Ejecutivo quitarle la custodia al ex mandatario de su  domicilio, donde cumplía una condena a 20 años de cárcel por corrupción.

"Montaron un paro platicadito, armado en una jugarreta, para por debajo  estar dando ese fallo judicial para sacarlo (a Alemán) y ahora anda paseando  por Managua", lamentó Bolaños aludiendo a la huelga de transporte de esta  semana en Managua.

Ortega llamó "mentiroso" a Bolaños por atribuirle la libertad de Alemán y  le recordó que quien ordenó retirar la vigilancia a éste "fue usted, no fui  yo", pese a que hay una resolución de la Corte Suprema que dejó claro que la  competencia para decidir sobre ese caso era el Tribunal de Apelaciones de  Managua.

Pese a los golpes recibidos, Bolaños manifestó que continuará "luchando  contra el pacto (alianza de liberales y sandinistas) porque es nocivo para  Nicaragua (...); tengan fe, los vamos a derrotar. No son chiche (fácil) porque  se han dado todo el poder", reconoció el gobernante.

En ese contexto la OEA prevé el envío de otra misión a Nicaragua para  hablar con la dirigencia política.

A inicios de septiembre el organismo hemisférico había instado a las partes  en conflicto a cesar de inmediato toda acción que agravara la crisis en país y  les exhortó a iniciar un diálogo franco y sin condiciones.

Ante la nueva escalada el secretario general de la OEA, José Miguel  Insulza, comunicó a Bolaños el jueves por teléfono "su alarma" y preocupación  por los nuevos acontecimientos, según la presidencia.

Insulza se pronunció el viernes en Washington sobre el despojo de la  inmunidad de dos altos funcionarios del Gobierno y también envió una misiva a  Ortega para revertir el desafuero de los dos funcionarios.

"Esta decisión conspira contra la posibilidad de resolver la crisis actual  y prolonga una situación de incertidumbre que perjudica crecientemente a la  sociedad nicaragüense y a su consolidación democrática", afirmó.

Ortega reprochó el viernes a la OEA su actuación en la crisis la que dijo  no es balanceada en sus informes y resoluciones. Aseguró que tras la actuación  de la OEA está la mano interesada de Estados Unidos.