Es el agua que todos los seres humanos debemos beber, que sea aceptable, pasable en sabor, valores físico-químicos, es una norma obvia, pero sobre todo, que cumpla con los parámetros microbiológicos.

La institución que vende el agua a nuestra ciudad, está obligada a entregar este bien indispensable para la vida de las personas, cumpliendo estas características de forma permanente. Sin embargo, de acuerdo con los informes del Instituto de Higiene publicados por la prensa, eso no está ocurriendo.

Ya son varios los casos de enfermedades infecto-contagiosas debido al control deficiente de la calidad microbiana del agua, como el caso de lo acontecido con la escuela Alberto Perdomo y en otros sectores que se quejan porque el cloro que se usa para la destrucción de los microbios, no llega con la cantidad residual necesaria para esta eliminación.

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Este servicio, que es caro para la población, debe tener un mandato obligatorio de parte de las autoridades de salud, tratando de que el agua llegue con la calidad de potable, para el normal consumo de uso doméstico y que sea medida a través de medidores de caudal, y no por promedios estadísticos, muchas veces irreales.

Ing. Carlos Decker Coello
Guayaquil